Texto: Juan Roberto Reyes Solís
A pesar de los altibajos que ha experimentado la economía mundial en los últimos meses, dadas las tendencias proteccionistas en mercados clave para nuestro país como de Estados Unidos, además de la incertidumbre que la Unión Europea atrae por el proceso del Brexit y, finalmente, el menor dinamismo económico por parte de China, la capacidad exportadora de México se ha mantenido con gran vigor.
Datos de la Secretaría de Economía (SE) registran que entre 2017 y 2018 el valor de las exportaciones de nuestro país ha experimentado un crecimiento de 9.4%, ya que estas pasaron de 373 mil 420 millones de dólares a 413 mil 42 millones de la misma divisa al mes de noviembre del año pasado, favoreciendo la fuerte vocación exportadora de estados como Baja California, Jalisco, Chihuahua, Aguascalientes y Guanajuato, entre otros.
De acuerdo con información de la Organización Mundial del Comercio (OMC), estas cifras nos ubican como la décimo tercera potencia exportadora global. La estructura productiva de nuestro país tiene cada vez una mayor profundidad e interacción en los principales y complejos circuitos comerciales de Norteamérica, Europa y Asia. Gracias a esta interdependencia, la demanda de los productos y servicios con el sello “Hecho en México” sobresale fuertemente en los mercados internacionales. Asimismo, y derivado de ello, el intercambio con el exterior representa hoy en día 37.5% del Producto Interno Bruto.
A esto se añade que en el comercio de servicios el turismo es la principal actividad del intercambio mundial de México en este sector, pues representa 79.2% de las operaciones registradas, seguida esta por los movimientos de distribución comercial (13.6%) y el transporte (7.1%).
Así las cosas, las cadenas de producción en industrias globales han mantenido una dinámica de demanda sostenida y favorable para buena parte de las empresas de nuestro país, pues en el periodo considerado, la venta internacional de manufacturas representó 80.1% del registro total de las exportaciones, destacando en estas tendencias los automóviles, autopartes y productos electrónicos. Con estos productos, así como los del sector agrícola, combustibles e industrias extractivas (15.4% del total de las ventas al exterior), México participa con el 2.3% del comercio mundial.
Aunque la vinculación entre los sectores productivos y los mercados internacionales se mantiene con firmeza, se abre una ventana de cautela y de los eventuales cambios de paradigma que ya se trazan en el panorama económico mundial de 2019.
Para el perfil comercial de nuestro país, los retos más fuertes se aproximan ya, pues en las próximas semanas y a mediados de año, la discusión del nuevo Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá se intensificará particularmente en los círculos políticos de Washington. Particularmente, la dinámica preelectoral por alcanzar la Casa Blanca en 2020 pondrá en alerta a las autoridades de México para enfrentar en la agenda bilateral lo que sea necesario. Tras el discurso antimigratorio de la administración Trump que creó escenarios de cierre de la frontera en fechas recientes, así como también la mención de la posible aplicación de aranceles a los automóviles hechos en México, se prevé por las posibilidades de afectación, si estas llegaran a reiterarse (aunque sea en la retórica), la diplomacia comercial de nuestro país jugará un papel aún más relevante.
No está de más, por otro lado, seguir con atención la rivalidad comercial entre Estados Unidos y China que, considerando la continuidad de las sanciones impuestas por nuestro vecino del norte a la nación oriental, podría empujar aún más el debilitamiento en el ritmo de intercambio global y que a pesar de ello podría ser un factor que pueda favorecer las cadenas de producción y distribución en México. El país asiático se erige como nuestro segundo socio comercial con el 17% del total de las compras internacionales.
Con los datos expuestos y la breve referencia de estas tendencias, la reciente visita a México del director general de la OMC, Roberto Azevedo, ratifica el importante rol de nuestra nación en el intercambio de bienes y servicios. Sin embargo, navegar a contracorriente en los mercados del mundo, requiere de mantener una política comercial y estrategias en donde es imperativo retomar la promoción externa institucional.