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Hace 25 años la industria tecnológica comenzó a desarrollar la norma IEEE 802.11, mejor conocida bajo el nombre comercial de Wi-Fi.
Fue creado por el Instituto de Ingeniería Eléctrica y Electrónica, conocido por sus siglas IEEE, que reúne a la comunidad de ingenieros, científicos e investigadores para desarrollar, implementar y recomendar las mejores formas de uso de diversos tipos de normas que se aplican tanto en sistemas de telecomunicaciones como en el sector aeroespacial y muchos otros segmentos.
Con un sitio propio que celebra su creación (standards.ieee.org/802.11) el proyecto comenzó en 1990, y recién tuvo su primera salida al mercado en 1997.
Dos años más tarde, la actualización al estándar IEEE 802.11a y b incrementó su tasa de transferencia a 11 megabits por segundo y comenzó a ser adoptado en el mercado; la tecnología Centrino de Intel, que sumó en 2003 una antena Wi-Fi a su oferta de procesadores para computadoras portátiles, fue clave para su popularidad, lo mismo que routers inalámbricos como el AirPort de Apple, nacido en 1999.
Desde entonces, el estándar IEEE 802.11 permitió la creación de diversos recursos necesarios para conectar equipos de forma inalámbrica, y fue adoptada de forma extendida dentro de los fabricantes para que los equipos informáticos. Con la aceptación en el mercado, el Wi-Fi logró se casi omnipresente en cualquier dispositivo que requiere de un acceso a Internet de forma sencilla, tales como computadoras portátiles, smartphones, tabletas y hasta artefactos en el hogar.
"El estándar ha evolucionado de una tasa de transferencia de 2 megabits por segundo, que para su época era más que respetable, a 11 y 54 megabits hasta llegar al rango de los gigabits. Su impacto ha excedido todas las predicciones que hubiéramos imaginado por entonces", dijo Dorothy Stanley, responsable del equipo de trabajo del estándar IEEE 802.11.
"Ahora es una tecnología de impacto global, y está incorporada en la vida diaria de forma tal que cualquier persona de 30 años o menos espera que esté presente. Y más ahora, cuando los planes de datos de Internet son limitados y todos buscan y valoran el acceso a Internet mediante redes Wi-Fi", agregó el especialista en una entrevista realizada por el sitio IEEE Spectrum por el 25 aniversario de la norma.
Por su parte, Stanley prevé que las próximas generaciones de la norma inalámbrica estén enfocados en mejorar aún más la transferencia de datos en entornos hogareños, tanto para la conexión de dispositivos como para el uso de servicios de video a alta velocidad, con tasas que van desde los 7 a los 20 gigabits por segundo.
A su vez, se estima que las próximas actualizaciones también optimicen el uso de la tecnología en espacios con una alta densidad de usuarios, tales como estadios, estaciones de trenes y subterráneos o en tiendas comerciales con un alto tránsito de usuarios, además de servir como referencia para geolocalizar ubicaciones bajo techo, donde el GPS pierde efectividad en su cobertura.
tcm