“Gana 160 euros para tu próximo viaje”. Con este gancho la plataforma Airbnb trata de animar a sus usuarios para que pongan en alquiler sus viviendas mientras están de vacaciones sin ningún tipo de control y potenciando la competencia desleal al sector hotelero en España. El correo que envía la compañía de forma semipersonalizada sigue así: “Mientras tú haces las maletas para irte a..., hay un viajero preparando su equipaje para visitar... ¿Por qué no sufragas tu viaje gracias al suyo? Disfruta de las ventajas económicas de hospedar y viaja sabiendo que tu espacio vacío te está proporcionando ingresos mientras no estás. Conviértete en anfitrión”.

Y es que pasar a formar parte de la familia de anfitriones de Airbnb es muy fácil y no hay riesgo de pasar el control de Hacienda, ya que la plataforma no comparte los datos de sus usuarios con la administración. Así, para poder colgar el departamento en la página web y empezar a alquilárselo a turistas sólo hace falta colgar las fotos. La compañía no pide que se demuestre con documentos que el futuro anfitrión cumple con todos los requisitos legales para poder explotar económicamente el inmueble. Es decir, no hay que demostrar que el departamento, en caso de ponerse entero en alquiler, está registrado como inmueble de alquiler de vacaciones o que es de la propiedad del que lo cuelga en la red. Así, se abre la puerta a que un grupo arriende varias viviendas para explotarlas vía Airbnb sin permiso del propietario legítimo.


No piden papeles. La compañía sólo le pide al futuro anfitrión que se asegure de que cumple la normativa de su región, pero no tiene que demostrar que opera sujeto a la ley. “Pedimos a los anfitriones que sigan las leyes y regulaciones locales antes de anunciar su espacio y les pedimos que se aseguren de que tienen permiso para anunciar su espacio”, asegura la compañía en declaraciones a este diario.

En cuanto al pago de los impuestos, también queda en manos del arrendador. La plataforma no facilita ninguna información a Hacienda de sus usuarios ni hace ningún control previo sobre los pisos que se ponen en alquiler, aunque sí que envía correos a los anfitriones para recordarles que deben cumplir con sus obligaciones fiscales. Pero no lo controla ni colabora con Hacienda.

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