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Es la historia sin fin: hace diez años que cada septiembre Apple presenta un iPhone nuevo (alguna vez fue en julio), cada año arrecian los rumores sobre su aspecto. Lo mismo sucede con la línea Galaxy de Samsung, pero con menos intensidad: la compañía surcoreana presenta múltiples modelos a lo largo del año, Apple uno solo cada doce meses.
En este caso los rumores y filtraciones apuntan en dos sentidos: aprovechando que el iPhone cumple diez años habrá un modelo adicional a los dos tamaños clásicos, con un aspecto diferente, gracias a que usará una pantalla con marcos mínimos (al estilo del Galaxy S8, LG G6 o Xiaomi Mi Mix) y que no tendrá el botón frontal que incluyó durante una década.
La lectura original de este cambio -no confirmado, dicho sea de paso- era que Apple usaría un sensor de huellas digitales oculto detrás de la pantalla; así lo intentó Samsung para el Galaxy S8, pero la tecnología no estaba lista; así lo mostró Vivo (la firma china que se metió en el top 5 de mayores fabricantes en 2016) la semana pasada.
¿Tiene Apple una tecnología más avanzada que la de sus competidores, para ubicar el sensor detrás del display? Eso asumen algunos. Otros, como Ming-Chi Kuo, piensan diferente. ¿Quién es? Un analista de la firma KGI, que suele hacer sus predicciones sobre cómo será el siguiente iPhone con una tasa de acierto notable, ya que apela a información que le brindan proveedores de componentes. Un hombre muy informado, que confirma al resto al asegurar que Apple ofrecerá tres iPhones este año: los modelos clásicos de 4.7 y 5.5 pulgadas, y otro de 5.8 pulgadas pero con un volumen similar al de 4.7 pulgadas (es decir, en el que la pantalla ocupará una mayor superficie del frente).
Pero con una diferencia notable: ese tercer modelo apelará a una pantalla OLED y no usará un sensor de huellas digitales oculto, sino que usará reconocimiento facial. ¿De veras? ¿El que se dejó de usar porque falla siempre, sin importar cuánto avance la tecnología? Sí, pero al estilo Apple: dándole una vuelta de tuerca para que esta vez funcione. Al menos, en teoría.
En este caso, sería un sistema que hará un análisis tridimensional del rostro del usuario, para evitar ser confundido por una foto de alta resolución, la estratagema más efectiva contra estos sistemas (y otros en teoría más seguros, como el escáner de iris del Galaxy S8).
Es decir, no usará una cámara frontal común para la identificación, sino un sistema que tendrá en cuenta el volumen de nuestra cara (la nariz, los pómulos, etcétera) y la distancia respecto de la cámara, algo que no puede simularse fácilmente. De hecho, según confirmó ayer Mark Gurman(otro periodista con un récord intachable en lo que a filtraciones de Apple refiere), este sistema toma más puntos de referencia que una huella digital, por lo que es aún más seguro.
Una posibilidad es que aplique algún sistema similar al que probó Amazon con fallido el Fire Phone, en 2014, que usaba varios sensores en el frente para detectar qué estaba mirando el usuario, la orientación de su cara y jugar con el efecto 3D de su interfaz.
Sí tendrá un botón de inicio oculto detrás de la pantalla, como el Galaxy S8, capaz de detectar la presión sobre la zona inferior de la pantalla para llevar a la vista inicial, salir de una aplicación, etcétera.
Ming-Chi Kuo afirma también que los modelos de este año ofrecerán 64 o 256 GB de almacenamiento, y 2 o 3 GB de RAM, dependiendo del modelo; más para el modelo con doble cámara trasera y el tercer modelo especial; todos, además, incorporarían carga por inducción, que permite llevar energía a la batería del teléfono con sólo apoyar el equipo en una plataforma de carga, algo que otras compañías (sobre todo, Nokia y Samsung) ofrecen hace tiempo. También sumarán, según el analista, compatibilidad con USB-C (vía un adaptador Lightning) para ofrecer opciones de carga más rápida para la batería.
En septiembre tendremos los detalles finales, aunque sería raro que no se filtre información adicional antes.
tcm