Ante las constantes amenazas de Donald Trump de imponer un impuesto de alrededor de 35% a automóviles fabricados fuera de Estados Unidos y vendidos en aquel país, ya se han observado las reacciones de distintas armadoras de equipo original.
Destaca por un lado la cancelación en San Luis Potosí de una inversión de mil 600 millones de dólares que Ford tenía prevista para su nueva planta. Por el otro lado, se confirmaron las inversiones de Toyota y BMW en Guanajuato y San Luis Potosí, respectivamente.
En una entrevista realizada por el periódico Financial Times a Ian Robertson, miembro del consejo de administración de BMW, se le preguntó si la próxima planta en México sobreviviría sin vender autos en Estados Unidos, a lo que él respondió que “absolutamente, BMW necesita este incremento de capacidad, y será una planta capaz de fabricar distintos modelos, con distintas modificaciones”. Con ello se confirma la confianza de la transnacional alemana en el sector automotriz del país.
México es el cuarto exportador de automóviles en el mundo y el séptimo productor, esto debido a una serie de ventajas comparativas y competitivas que lo han posicionado como líder en fabricación y exportación dentro del sector automotriz mundial.
Su ubicación geográfica dentro de la región de Norteamérica y la firma del Tratado de Libre Comercio con América del Norte, al igual que los acuerdos firmados con otros 44 países para eliminar los aranceles, la calidad de clase mundial en su mano de obra, una red robusta de proveeduría existente y costos relativamente bajos comparados con Estados Unidos, lo han llevado a una posición competitiva incomparable.
De acuerdo con un artículo publicado por el periodista David Welch en Bloomberg, la diferencia de costos entre fabricar y enviar el mismo automóvil desde Estados Unidos o México, hacia Europa, tendría un ahorro de 4 mil 300 dólares en el caso de fabricarlo en México.
Esta cifra incluye los siguientes rubros: ahorros en mano de obra por 600 dólares, ahorros en compra de autopartes por mil 500 dólares, ahorros por exenciones arancelarias equivalentes a 2 mil 500 dólares, y un sobrecosto de 300 dólares relacionados a la logística.
La planta más grande de BMW se ubica en Carolina del Sur, Estados Unidos, donde se producen alrededor de 400 mil vehículos anuales, y se exportan anualmente alrededor de 10 mil millones de dólares en vehículos, posicionando a esta planta como la que más exporta en el país, según información del grupo.
Tomando en cuenta los factores anteriores, y considerando un escenario negativo para el libre comercio de vehículos en Norteamérica donde se imponga el arancel de 35% a los autos fabricados en suelo mexicano, para el caso de BMW la producción que tiene en su planta de Carolina del Sur bien podría destinarse enteramente al mercado de Estados Unidos, cumpliendo con las reglas propuestas por el actual Presidente “Buy American, Hire American”.
Sin embargo, al trasladar la producción para exportación de la planta en Carolina del Sur a San Luis Potosí, se obtendrían ahorros aproximados de 4 mil 300 dólares por vehículo dependiendo su destino.
En este caso, y a pesar de un entorno tan incierto, tal parece que la fabricación de vehículos en México es viable y seguirá siendo rentable. Todo director no controla su entorno, pero el buen director, se distingue por su capacidad de sortear la tormenta y llegar a buen puerto.
El autor es profesor decano del Área de Dirección de Operaciones de IPADE Business School