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miguel.pallares@eluniversal.com.mx
Las inversiones de corporativos en México y Estados Unidos van a resentir un freno inminente o “impasse” en el corto plazo y, en el peor de los casos, reportarán cifras negativas, dijeron expertos consultados por EL UNIVERSAL.
En México, 60 mil 675 empresas mexicanas recibieron flujos de Inversión Extranjera Directa de Estados Unidos durante los últimos 16 años.
En 2015 fueron 2 mil 15 sociedades las que percibieron dinero del país vecino, mientras que entre enero y septiembre de este año suman mil 641 entidades, de acuerdo con información de la Secretaría de Economía (SE).
Las principales empresas estadounidenses en México son: General Motors, Chrysler, Ford, Cisco, Walmart, Hewlett-Packard, PepsiCo, General Electric, MetLife, Costco, Procter & Gamble, IBM, AT&T, The Home Depot, HEB, Philip Morris, Pilgrim’s Pidre, Mondeléz, Mars y Coca-Cola, entre otras, según datos de ProMéxico.
En cuanto a los corporativos mexicanos con mayor presencia en Estados Unidos se encuentran: América Móvil, Cemex, Alfa, Grupo Bimbo, Mexichem, Alfa, Grupo México, Gruma, Aeroméxico, Villacero, Omnilife, Lala, Cementos Chihuahua, ICA, Grupo Carso, Elektra, Rotoplas, Vitro, Pemex, Cinépolis, Televisa y Bachoco, entre otras, agrega ProMéxico.
De acuerdo con información de la American Chamber of Commerce (AmCham), aproximadamente mil 500 empresas de origen estadounidenses con presencia en México representan 70% de la Inversión Extranjera Directa en el país.
Tiempos. Una pregunta que se hace en este momento más de un conglomerado es ¿cuánto tiempo necesitan para comenzar a plantear escenarios realistas e invertir su capital en ambas naciones? La respuesta apunta hacia un primer plazo de 100 días para conocer las acciones inmediatas del gobierno del presidente electo Donald Trump, reconoce Jonathan Heath, asesor económico de la American Chamber Mexico.
“Lo inicial es esperar los primeros 100 días [del gobierno de Trump], él ha dicho que tiene un plan y veremos si lo lleva a cabo. Dependiendo de esos 100 días se podrá tomar la decisión de esperar un año o posponer indefinidamente o seguir adelante, pero definitivamente los primeros 100 días serán claves”, agregó.
Heath explicó que el escenario en el corto plazo es muy incierto y toda empresa busca tener reglas claras del juego para invertir, lo cual influye de manera directa en el freno de inversiones que incluso ha mostrado una desaceleración desde este año.
“Podríamos tener un escenario casi recesivo en el peor de los casos en México, no de entrar a una recesión, pero sí en un par de meses del año entrante con inversión negativa”.
En Nueva York, los corporativos también se preguntan sobre los cambios que traerá la administración de Donald Trump, así como las consecuencias de las decisiones del gobierno entrante para subsidiar o dar apoyos a empresas como el anunciado a Carrier y su sostenibilidad en el largo plazo, comentó un analista que prefirió no dar su nombre.
“Nadie sabe qué cambios están por venir y las empresas se están preguntando cuáles son los posibles escenarios. Primero es necesario ver su gabinete, luego el historial de cada uno y su filosofía, después veremos cómo deciden como equipo y lo que aprueba el congreso. No hay precedente sobre esta situación”, manifestó.
De acuerdo con ProMéxico, las empresas mexicanas han invertido 16 mil 678 millones de dólares en Estados Unidos de 1999 a 2015, mientras que el capital estadounidense inyectado en territorio mexicano en el mismo periodo sumó 209 mil 871 millones. Es decir, México invirtió menos de una décima comparado con Estados Unidos.
Por sectores, las empresas manufactureras son la que registran mayor inversión (49%) de Estados Unidos en México, seguida por compañías de servicios financieros y seguros (16%), comercio (11%), hoteles y restaurantes (5%), servicios inmobiliarios y de alquiler de bienes inmuebles (4%) y otros sectores (15%).
¿Nacionalización? El posible fantasma de nacionalización de empresas mexicanas en Estados Unidos no es un escenario factible, según los especialistas, aunque reconocen que Trump ha dado varias sorpresas y ésta no se puede descartar 100%.
“No se puede hacer eso, si utilizamos el concepto de nacionalización la empresa pasaría a manos del gobierno. Lo que pasa es que el gobierno de Trump quiere impulsar aspectos fiscales, yo diría que aunque fuera mexicana serían beneficiadas estas empresas porque operan con la ley estadounidense”, dijo Ignacio Martínez, coordinador de Laboratorios de Análisis en Comercio, Economía y Negocios de la UNAM.
Gabriel Pérez, catedrático de la Universidad Panamericana, explicó que la filosofía de los republicanos puede apuntar más hacia una dinámica a favor del libre mercado.
“Los republicanos son pro mercado, el gobierno de Donald Trump será pro mercado y liberal, entonces no veo alguna discriminación para empresas mexicanas en Estados Unidos”, apuntó el especialista.
Jonathan Heath reconoció que las posibles acciones de Trump generan incertidumbre porque no se sabe qué esperar; sin embargo, consideró que tal vez por ser un pequeño número de empresas mexicanas invirtiendo en Estados Unidos no será un tema de preocupación para el presidente electo.
Cataclismo. Luis Foncerrada Pascal, director general del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), no ve probable un cataclismo en la era Trump en términos comerciales, debido a la profunda interrelación de las cadenas de valor entre México y Estados Unidos.
“Hay temas como el TPP (Acuerdo de Asociación Transpacífico) y los posibles cambios en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), pero no creo para nada en un escenario desastroso, creo que tendrá algunos efectos indudablemente, pero estamos lejos del cataclismo”, señaló el director del CEESP.
“Las empresas norteamericanas en México siguen creciendo, tienen una participación importante en exportaciones y producción y no las va a detener. Son cadenas de valor que se han ido estableciendo durante muchos años y no las detendrá una política de ocurrencias”, agregó.
Sobre las empresas mexicanas en Estados Unidos, destacó que crean empleos como en el sector de panificación, aunque también hay una multiplicación de los beneficios por los empleos indirectos.
Coincidió en un futuro freno de las inversiones de empresas tanto en México como en Estados Unidos, pero considera que las bases construidas en la historia comercial de ambos países emerge como una barrera para impedir cualquier impacto catastrófico.
La Inversión Extranjera Directa tiene el potencial de crear empleos, elevar el ahorro y la captación de divisas, incentivar la transferencia de nuevas tecnologías, entre otros beneficios.