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Al persuadir a Carrier de mantener cientos de empleos en Indiana, el presidente electo Donald Trump proclamó un triunfo a nombre de los trabajadores de la fábrica cuyos puestos iban a ser trasladados a México. Pero los pocos detalles que han surgido hasta ahora dificultan conocer el grado de la victoria.
En las instalaciones de Carrier en Indianápolis, el acuerdo rescata a unos 800 empleados sindicalizados cuyos trabajos iban a ser trasladados a México, según autoridades federales que recibieron información por parte de la compañía de equipos de calefacción y aire acondicionado. Eso deja entrever que aun así, cientos de empleados perderán sus trabajos en la fábrica, en la que se había programado el cese de alrededor de mil 400 miembros del personal.
Además, ni Trump ni la empresa han revelado lo que tendrían que ceder los trabajadores, ni precisaron qué tipo de amenazas o incentivos se utilizaron para persuadir a la compañía.
"Hay emoción en la mayoría de las personas, pero también mucho escepticismo y preocupación porque no sabemos los detalles", dijo TJ Bray, de 32 años, quien tiene 14 años como instalador de aislamiento en calderas. "Algunos están preocupados. Y también hay algunos que ni siquiera creen que el acuerdo sea real. Creen que es una farsa, una pantalla o un fraude".
Al sur de la frontera, las autoridades del estado mexicano de Nuevo León expresaron su decepción ante el anuncio de Carrier.
Actualmente Carrier opera una planta en Nuevo León y ya construyó otra, que no se ha ocupado, como parte de una expansión de 200 millones de dólares.
La senadora Marcela Guerra dijo que el nuevo acuerdo traerá consecuencias graves para ambas partes.
"La que va a pagar los platos rotos es la empresa, porque sus productos van a ser más caros. Incluso puede llegar a la bancarrota", señaló Guerra.
El senador demócrata de Indiana, Joe Donelly, también expresó sus dudas sobre lo que podría significar el acuerdo para los trabajadores.
"¿Quién conservará su trabajo? ¿Cuál será la estructura para la retención? ¿Qué se pondrá en marcha?" preguntó Donnelly. "¿Son los mismos empleos y con el mismo salario? Realmente quisiera saberlo lo más pronto posible".
El jueves podrían darse a conocer respuestas más concretas, cuando Trump y el vicepresidente electo Mike Pence, quien está por terminar su gestión como gobernador de Indiana, habrán de realizar un acto público con ejecutivos de Carrier.
Durante su campaña, Trump amenazó con imponer fuertes sanciones a cualquier compañía que traslade sus operaciones a México. Y desde entonces sus asesores han promovido tasas impositivas más bajas para mantener los empleos en Estados Unidos.
Trump podría tener algo de ventaja debido a que United Technologies, la compañía matriz de Carrier, también es propietaria de Pratt & Whitney, uno de los principales proveedores de motores de aviones caza y que depende en gran parte de los contratos militares de Estados Unidos.
Por medio de un comunicado, Carrier dijo que se salvaron más de mil empleos, aunque esa cifra incluye personal de instalaciones e ingeniería que posiblemente se habrían quedado en Indiana de cualquier forma.
La compañía atribuyó su decisión al gobierno entrante de Trump y a los incentivos financieros que le brindó Indiana, que sería un cambio de curso drástico, dado que las ofertas iniciales por parte del estado no habían podido persuadir a Carrier de no trasladar sus operaciones a México.
"El anuncio de hoy es posible debido a que el próximo gobierno de Trump-Pence ha enfatizado su compromiso de apoyar a la comunidad empresarial y crear un clima para negocios mejorado y más competitivo en Estados Unidos", indicó la compañía.
lsm