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Con el dominio del smartphone como el medio predilecto para tomar fotografías, Kosuke Kawaura sigue elevando las ventas de cámaras más cercanas a la experiencia profesional, como las point and shoot, donde siguen siendo líderes las Nikon.
Con un par de años en los que el iPhone de Apple sigue como el aparato por el que se toman más fotos y Facebook, el lugar en internet donde hay más imágenes, el panorama parecería adverso para los fabricantes (y comercializadores) de cámaras “más profesionales”.
Ya conocemos la historia de Kodak y su adversidad al cambio, lo que la llevó a dejar de ser el líder (aunque su principal negocio era la venta de película).
Ante el cambio, aparecen nuevas oportunidades y, lejos de combatir la tendencia de compartir fotografías, subirlas a redes sociales y enviarlas a otros dispositivos, Nikon ha facilitado todo esto para el usuario final.
Esto es apenas una de las medidas que se han realizado en el tiempo que Kosuke Kawaura está al frente de la fabricante de cámaras japonesa en México.
La ventaja inherente. Kosuke Kawaura no lo sabe con certeza, pero sospecha que en algo tuvo que ver su nombramiento con lo que es su historia personal.
A siete meses de haber nacido en Japón, sus padres se mudaron con él a Brasil. “Crecí en Río. Desarrollarte en un país diferente, con una cultura diferente es una coincidencia. Estuve muy feliz al crecer así en Brasil”.
Aquella decisión provocó en él, sin estar consciente de ello en aquel momento, una infancia muy diferente a la que hubiera tenido en el país del lejano oriente.
Cuando en edad de preparatoria regresó a vivir a Japón, se dio cuenta que, aunque compartiera la genética y la raza, era un extraño en el país de sus padres.
Su piel, bronceada por el sol de Río de Janeiro, contrastaba con la blancura japonesa.
Su modo de abordar a las personas difería tanto que, por lo menos, se hacía notar como una “curiosidad” entre sus amigos.
Aunque estas características lo marcaban como un extraño, poco a poco fue comprendiendo y adoptando la cultura local.
Fue hasta que, como suele suceder en Japón, al salir de la universidad entró a trabajar.
En el mundo laboral, su perfil era una ventaja sobre los demás.
La manera de abordar un problema, resolverlo creativamente, hablar una lengua tan extraña como el portugués, todo eran ventajas.
“Era muy amigable, que no es muy común en Japón. ‘Este chico es extraño’. Era un chico un poco diferente, un poco aislado”.
Años más tarde, cuando después de haber trabajado durante 10 años en Nueva Jersey, Estados Unidos, aquel perfil del señor Kawaura seguía siendo atractivo para que Nikon internacional lo enviara a este continente de nuevo, pero con una misión diferente: reposicionar a la marca en el mercado mexicano.
Cierto, Kawaura no domina el español, no tenía ningún antecedente en tierras mesoamericanas, pero sospecha que ante la pregunta “¿A quién enviamos a México?” que se plantearon los altos mandos de Nikon en Japón, su nombre debió ser de los primeros en la lista.
Esto, dando por sentado el conocimiento técnico de llevar la administración de una oficina tan importante.
“Siempre será una ventaja, nunca una desventaja, especialmente ahora que hay un ambiente sin fronteras, global. En algún punto tienes que estar involucrado en alguna situación de comunicación con otra cultura. Adoptarte a tales circunstancias cuando ya eres grande no es tan sencillo”.
A Kosuke Kawaura no se lo plantearon así; de cualquier manera cuenta con muchas otras credenciales que le hacía merecedor de una responsabilidad como ésta.
Pero no duda que algo haya tenido que ver. Para él, en cambio, se trata de un reto en un país que aún no dominaba cuando llegó aquí hace dos años.
Es una nueva aventura, que hoy, comparte con su familia.
Ventas, ventas, ventas. Para el señor Kawaura, la ventas están relacionadas directamente con el manejo de personal.
Durante su paso de una década en JVC, uno de los principales OEM (fabricantes electrónicos originales, por sus siglas en inglés) llegó a Estados Unidos en el 2000 a los 27 años como gerente de división.
De nuevo, otro país, otra cultura y más importante para él, otra manera de motivar a otro tipo de empleado para que diera resultados.
Pero de esto último no fue consciente sino hasta más tiempo en el puesto.
“Todo esto fue obviamente algo nuevo para mí. Tenía mucha gente debajo de mí que tenía que motivar, review, determinar la descripción del puesto, despedir. ¿Cómo puedo hacer que la gente se motive y se enfoque a una meta de la organización? Probablemente 50% o 60% de lo que tenía en todo momento en mi mente era pensar en la gente. Eso me ayuda mucho hoy”.
Ese fue su gran aprendizaje durante su tiempo en Nueva Jersey.
Con cerca de 20 personas a su cargo, encontró la relación directa entre la motivación y las metas de ventas, algo que en la cultura japonesa cuesta trabajo comprender, donde la lealtad de los empleados con la empresa se da por sentado.
Donde los trabajadores comienzan en una empresa y allí terminan hasta su jubilación.
Ese, claro, no era el caso para el señor Kosuke Kawaura.
Volver a Japón. Cuando recibió la oferta de Nikon y regresar a Japón le llamó la atención.
Sería regresar a una cultura donde el modo de trabajar es muy diferente pero donde también ya tenía experiencia.
Se trataba de ir a una empresa en el sector de fotografía, donde no se ha visto del todo una estrategia que regrese los tiempos donde la venta de la películas para tomar fotografías era un gran negocio.
Se trata en cambio, de tiempos con más oportunidades. Nunca antes en la historia se habían tomado tantas fotografías.
El hecho que los consumidores busquen compartirlas en medios digitales abre más posibilidades de hacer negocio.
Y el hecho que más gente tome más fotos, ha despertado el interés de algunos por acercarse a la fotografía más profesional, otro mercado donde Nikon está muy bien colocado.
Incluso se puede hablar de la fotografía para quienes reconocen que la imagen producida por un smartphone no es la adecuada.
Quienes prefieren traer consigo una cámara pequeña, lista para presionar el obturador, pero con un flash potente que deja atrás a muchos teléfonos, incluso a los que cuentan con LED para iluminar.
Se trata de cámaras fotográficas cada vez más rápidas y fáciles de compartir su contenido, pues tienen conectividad a internet muchas de ellas instantáneamente.
Se trata de nuevos mercados que gracias a la explosión de la fotografía están lejos de ser nichos, sino grandes negocios.
Allí, el líder de las point and shoot es Nikon en México.
Kawaura llegó a México en un momento de crecimiento del mercado.
Desde hace tres años antes de su llegada hasta hoy, el mercado de la foto ha crecido a 20 millones de pesos, es decir cerca de 8 millones de unidades.
Tan sólo en 2014, creció la venta de equipos profesionales 3%.
Y los aparatos Full Frame, dedicados a los más profesionales, creció 45%.
Algo han hecho bien Canon, Fuji y Nikon, las principales manufactureras y comercializadoras de este tipo de equipos.
En la recién terminada época navideña, Nikon y Canon inundaron el mercado con cámaras profesionales empaquetadas con dos lentes y a veces un tripié, para equipos que sobrepasaban los 10 mil pesos.
Fuji, en cambio, acertó con su Instax Mini 8, la cámara instantánea que fue protagonista de muchas reuniones familiares.
La era digital que ya es. Las principales tendencias siguen estando en el usuario, muchas veces incitado por aplicaciones como Instagram, quienes requieren conexión a internet instantánea.
Nikon ofrece algunos modelos con conexión WiFi para facilitar tal interacción.
Es una manera adecuada de destacar en el timeline de los usuarios, pues las fotos no son como las comunes de smartphones (muchas veces faltas de buena ilumación o profundidad).
Este es un valor agregado del que no se podía hablar hace tan solo unos cinco años.
Así como en la misma aplicación Instagram, que comenzó exclusivamente en dispositivos de Apple, tuvo una gran polémica al integrar a usuarios de Android a su plataforma, de esa manera los usuarios que buscan una experiencia más profesional han encontrado en los equipos más sofisticados una manera de distinguirse.
Se trata de algo que los mercadólogos han tratado de fomentar con la publicidad, pero que hasta recientemente se ha dado de manera natural entre los aficionados a la fotografía.
No es lo mismo tomar fotos con un smartphone que con un equipo más adecuado.
Es también, una muestra de estatus social y, claro, de poder adquisitivo.
*** El año en que el señor Kawaura llegaría a México, fue el mismo año en que llegó su hija. 2013.
Tomó el asiento de director general para México después de varios vuelos en solitario a estas nuevas tierras para él.
Su esposa e hijas se le reunirían meses después. “Siento que estoy viendo el mismo ambiente que yo viví cuando era niño”.
Ahora su hija comienza a decir “agua”, “adiós”, tal como él empezó con algunas palabras en portugués, lengua que más tarde logró dominar.
“Ya es mexicana”, me dice con una sonrisa en la cara.
El señor Kawaura lo ve como una coincidencia. Una coincidencia que lo hace feliz.