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La revista Fortune publicó en agosto su clasificación de las 500 empresas más grandes del mundo calificadas por ingresos totales al cierre fiscal 2014, las cuales en conjunto reportaron ingresos por 31.2 trillones de dólares, cifra superior en 0.5% con relación a 2013. Sin embargo, las utilidades fueron aproximadamente 15% inferiores al año anterior, afectadas por la caída de los precios del petróleo.
Entre las empresas con mayores utilidades destacan las tecnológicas Apple, con 39 mil millones de dólares (mmdd), y Google con 14,400 mmdd. Dentro del sector automotriz, lideran Toyota, con 19.7 mmdd; Volkswagen, con 14.5 mmdd, Daimler, con 9.2 mmdd, y General Motors, con 3.9 mmdd.
Además de las utilidades, otros factores que contempla la publicación son los ingresos y los activos totales y el número de trabajadores que emplean, donde las diferencias entre compañías del sector automotriz así se muestran. (Véase tabla)
De los cuatro fabricantes de equipo original, tres (Volkswagen, Toyota y General Motors) cuentan con una amplia gama de productos, que van desde autos económicos hasta autos de lujo y uno es el fabricante de automóviles de lujo con menor volumen de producción en unidades y de alto precio (Daimler).
Al ser Toyota el que generó las utilidades más altas, tiene un rendimiento de 5% sobre activos totales, le sigue Daimler con un rendimiento de 4%, Volkswagen con 3.4% y General Motors con 2.2%. La baja rentabilidad sobre activos totales muestra el alto grado de inversión y la competencia feroz que existe en este sector en el que los márgenes se han ido reduciendo.
La rentabilidad mínima sobre activos totales debería estar por arriba del costo del dinero.
Por ejemplo, en el caso de General Motors, cuya rentabilidad sobre activos totales es de 2.2%, la cifra parece extremadamente baja, dado que en el mercado de capitales e podrían obtener rendimientos superiores con menor riesgo.
Los fabricantes de menor escala tendrán que asociarse o inyectar capital al no poder generar los recursos necesarios para hacer frente a los cambios tecnológicos que se avecinan. La reconversión del sector se encuentra en proceso y dependiendo de los avances tecnológicos. Habrá cambios radicales y sólo algunos fabricantes de equipo original permanecerán en el mercado.
Desde el enfoque de creación de valor, ¿los jugadores actuales serán capaces de capitalizar sus inversiones en el sector y adaptarse a los cambios que vienen? En el caso de los motores de combustión interna, la capacidad actual de producción en el mundo es superior a los 100 millones de unidades y tal parece que estas inversiones están en riesgo y lejos de poder ser amortizadas de cara a la reconversión.
Mientras Apple y Google amenazan con entrar a la industria automotriz, los fabricantes tradicionales de automóviles podrían convertirse en fabricantes de carrocerías (hardware) y las empresas de Silicon Valley en los responsables del talento (software).
En la medida en que nuevos competidores se acerquen, los fabricantes de equipo original tendrán que preguntarse si se quedan en la fabricación de automóviles, como proveedores del hardware, o si se suben a las nuevas tendencias tecnológicas, que van desde conducción autónoma hasta conectividad y nuevas fuentes de energía.
*El autor es profesor decano del área de Dirección de Operaciones de IPADE Business School.