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No hay receta para muchas cosas en la vida, entre ellas, la felicidad. Definirla a lo largo de la historia ha sido una tarea filosófica inacabada. Nadie tiene ha podido dar una definición única de felicidad y probablemente cada uno tenemos una propia. Así que, ¿Qué es la felicidad en el trabajo y cómo se mide? André Spicer, un profesor de comportamiento organizacional en la Cass Business School en Londres y autor de The Wellness Syndrome, un libro que habla de cómo la presión social de maximizar nuestro bienestar ha empezado a trabajar contra nuestra haciéndonos sentir peor, contesta a esta pregunta en un texto publicado en la Harvard Business Review: “Medir la felicidad es tan sencillo como tomarle la temperatura al alma o determinar el color exacto del amor”, asegura. Es decir, es algo prácticamente imposible.
Sin embargo, varios estudios a lo largo de los años se han centrado en esta cuestión, la cual han equiparado a satisfacción, bienestar o alegría, por sólo mencionar algunas.
Una dicha de unos cuantos
Una de las palabras relacionada con la felicidad en el ámbito laboral es compromiso. Es decir, se dice que entre más felices, más comprometidos están los trabajadores. Y en esto, prácticamente el mundo está reprobado.
Según el estudio State of the Global Workplace, realizado por la consultora Gallup, sólo 13% de los empleados a escala mundial está comprometido con lo que hace. Lo que quiere decir que apenas uno de cada ocho trabajadores —180 millones de empleados en 142 países en donde se realizó— está “sicológicamente comprometidos con su trabajo y dispuesto a dar contribuciones positivas a sus organizaciones”.
El resto no está comprometido o está “activamente desinvolucrado”. Estos últimos —los cuales representan 24%— no sólo están “activamente desinvolucrados”, sino que son infelices e improductivos y propensos a propagar la negatividad a sus colaboradores. En México, el porcentaje se reduce a 12% que están comprometidos realmente.
Este aspecto de la vida de los individuos es importante porque una gran parte de vida la pasamos trabajando, y el resultado de la experiencia laboral se ve “inevitablemente reflejado” en la calidad de vida, sostiene el estudio de la consultora Gallup. “El hallazgo es que la gran mayoría de los empleados a nivel mundial reportan una experiencia negativa en el trabajo”, sostiene este documento.
Según algunas teorías, como la de Jenn Lim y Tony Hsieh, ambos fundadores de “Entregando Felicidad”, una consultoría que se dedica a buscar empleados felices y que tiene como clientes a organizaciones como Deloitte, Morgan Stanley o Facebook, es que la felicidad dentro de las oficinas es una estrategia de negocio. ¿Por qué? Porque entre más felices sean los colaboradores dentro de una compañía, más ganancias van a reportarle a la organización, aseguran. Jenn afirma que la felicidad es necesaria para innovar, para mantener y atraer a los buenos colaboradores y es en sí una estrategia para que las organizaciones sean sostenibles a largo plazo. Para ella, la felicidad es algo inacabado; su búsqueda es una “travesía”. Es un ciclo cambiante y dinámico que tiene que aplicarse como si fuera un champú, una y otra vez.
Es importante ser feliz, pero no se trata de que serlo se vuelva una obligación. Un estudio encontró que la búsqueda de la felicidad nos hace más infelices. Le pidieron a un grupo de personas que vieran una película que los haría felices y antes de verla, le pidieron a la mitad del grupo que leyera un texto sobre la importancia de ésta en la vida.
A la otra mitad, no le dieron nada. El resultado: Los que leyeron el fragmento fueron menos felices que el resto. “Aunque la felicidad es buscada como uno de las actividades humanas más racionales, valorarla puede ser contraproducente”, sostiene este análisis.
Hay cosas que influyen
Una aproximación: “La felicidad en el trabajo es una mentalidad que permite la acción para maximizar el rendimiento y lograr el potencial. Es la sensación de trabajar hacia un objetivo con la creencia de que se va a alcanzar. Se caracteriza por sentimientos de energía y resilencia”, explica Rodrigo Vázquez, coach con una certificación de “Happiness at Work”. Esta definición puede acercarse más a un bienestar en el trabajo que dure más que un simple instante, como lo que se suele decir de la felicidad en general.
Más allá de definirla, ¿existen factores que influyan en que un trabajador esté motivado y desee asistir a la oficina o no? ¿La actitud del individuo hacia su trabajo influye en la productividad?
“Hay varios estudios tanto del lado de la sicología organizacional como de gestión de empresas, que se han enfocado en demostrar si existe la felicidad en el trabajo y han encontrado que hay ciertas condiciones que hacen que una persona se levante por la mañana y diga ‘¡Qué emoción, voy al trabajo!’ o al contrario, le cueste sacar el pie de la cama porque tiene que ir”, explica Rosalinda Ballesteros, vicerrectora de Preparatoria de la Universidad Tecmilenio, de
la que forma parte el Instituto de Ciencias de
la Felicidad.
¿De quién depende que un empleado esté feliz o no? Estudios y especialistas apuntan a tres aspectos: el clima organizacional, el liderazgo bajo el que éste se encuentre, y también el propio individuo.
“La felicidad tiene que ver con una conjunción de factores en la organización y el individuo”, asegura Rosalinda. Así, si bien las condiciones económicas de un trabajo importan, en muchas ocasiones las personas no buscan un aumento, sino reconocimiento por parte de sus superiores y en general al interior de la organización. De hecho, los incentivos monetarios son lo menos recomendable cuando se trata de realmente motivar a los empleados, ya que éstos se olvidan en uno o dos meses.
Bajo esta premisa, las organizaciones —y sus líderes— pueden incidir en el comportamiento del individuo a través de un cambio de hábitos y comportamientos, ni siquiera a través de la inversión de miles de pesos en bonos.
“El saber que tu trabajo tiene significado y contribuyes, es algo que te produce felicidad. Ésta la puede tener cualquiera y es más un actitud y un enfoque, que cualquier otra cosa”, explica Rodrigo.
¿Mayor productividad?
Y más allá del gusto o no que se tenga por ir a trabajar, en diversos estudios se ha encontrado que los empleados felices trabajan mejor y son más productivos.
Delivering Happiness, consultoría dedicada a hacer de la felicidad una estrategia de negocio, asegura que “la felicidad es el nuevo compromiso”, ya que arroja cifras amables hacia las organizaciones: 43% es más productivo; 86% son más creativos y 66% usa menos días de enfermedad para faltar a la oficina. Cada empleado infeliz representa en promedio 13 mil dólares en productividad perdida.
Sin embargo, no todos los análisis que se han hecho al respecto han tenido esa dirección. Un análisis titulado Disipando el mito moderno: La satisfacción y lealtad de los empleados impulsan la rentabilidad en el servicio, encontró una correlación inversa entre la satisfacción laboral y las mediciones de productividad y rentabilidad entre trabajadores de cuatro supermercados en el Reino Unido. “Las tiendas más rentables fueron aquellas en las que los empleados estuvieron menos satisfechos”, sostiene.
Las enseñanzas de este estudio se pueden resumir en dos: Para las empresas es necesario que analicen la relación entre la satisfacción de sus propios empleados y el desempeño financiero, porque no toda la literatura sobre este tema aplica en todos los contextos.
Y la otra es que cada contexto es distinto y esta variable no funciona igual para todos los negocios, por ejemplo aquellos en los que la relación que el staff tiene con el cliente final es crítica para la propuesta de valor.