Hablar en público es una piedra en el zapato para muchos, y cuando se es líder, esto puede convertirse en un problema mayor, porque comunicarse es una de sus misiones principales. Para muchos, enfrentarse a un cierto grupo de personas no es asunto sencillo e incluso los confronta con sus propios miedos.

Pero, ¿miedo a qué? Porque atrás del temor a hablar en público seguramente hay una razón más profunda. Para evitarlo, primero tienes que identificar qué es lo que lo detona.

“Es necesario cuestionarse qué es lo que genera el miedo ya que así es más fácil avanzar. Unos tienen miedo de lo que va decir la gente, por ejemplo, pero cuando sepas qué es lo que genera el miedo podrás establecer una estrategia”, explica Karla Villaseñor, faculty de la American Management Association. La especialista asegura que muchas veces este tipo de miedos vienen de experiencias que sucedieron cuando éramos niños y que forjaron nuestro carácter y nuestros miedos, así que lo ideal es tratar de localizar la fuente directa para comenzar a atacarlo mediante las respuestas positivas.

¿Cómo convencer?

Los especialistas coinciden en un consejo clave: tienes que saber sobre el tema, quizá mucho más de la información que vas a exponer en 20 minutos. Dale Carnegie, un escritor de varios best sellers y fundador de Dale Carnegie Consulting, una empresa global que se dedica a dar cursos empresariales con una metodología bien definida, para explicar este punto cuenta la historia de Ida Tarbell —miembro del grupo llamado “muckakers” de comienzos de siglo XX, un grupo de periodistas que se dedicó a denunciar la corrupción política en Estados Unidos y que vale decir que su trabajo forma parte de los inicios del periodismo de investigación— al escribir un texto sobre el cable de telégrafos que cruza el Atlántico.

Ella leyó varios libros al respecto, entrevistó al director de este sistema, visitó museos que hablaban del tema, y recopiló tanta información como para escribir un pequeño libro al final del trabajo; sin embargo, su encargo era de dos cuartillas. Ella sostiene, según la narración de Carnegie, que sin todo ese material que no usó para escribir, no hubiera escrito con tanta confianza, claridad e interés. Lo mismo aplica para el discurso oral.

“Muchas veces cuando improvisamos nos puede dar miedo”, sostiene Karla Villaseñor, faculty de la American Management Association. Así que aprende y domina tanto el tema como para que puedas hablar de él cinco horas seguidas, aunque sólo tengas que hablar 20 minutos, esto te dará seguridad.

Tu conocimiento del tema tiene que ir acompañado de un lenguaje sencillo. Las recomendaciones de Carnegie son que ni escribas textual tu discurso ni lo memorices palabra por palabra, porque esto hará que abandones el lenguaje fácil y genuino para intentar recordar lo que escribiste y eso te alejará de la audiencia.

“Entre más rebuscado queramos hablar, será más complicado dirigirse a la audiencia y que ésta nos pueda entender la parte emocional de lo que le queremos decir”, sostiene Karla.

No te pierdas

Antes de estudiar el tema y de que comiences a sentirte perdido entre tantos datos y cifras –en el caso de que tengas que hablar de resultados de la empresa, por ejemplo– necesitas localizar exactamente los puntos más importantes de lo que quieres decir y ceñirte a ello, de lo contrario, tu miedo de hablar en público no hará otra cosa que aumentar, explica la especialista.

En la preparación de tu discurso tienes que tener muy claro a dónde quieres llegar con lo que vas a decir, porque esto te ayudará a escoger los puntos más importantes a tratar.

Conectar con el otro

Uno de los elementos más difíciles de lograr pero más necesarios para conectar realmente con tus escuchas es la empatía.

Sara Lloyd-Hughes, autora de Cómo ser brillante al hablar en público y cofundadora de Ginger Public Speaking, una consultoría que ayuda especialmente a este propósito, sostiene que la empatía es una de las seis cualidades de un orador inspirador. Ella sostiene que si bien informar es una parte importante en este proceso, concentrarse en a quién le estás hablando hace la diferencia entre hablarle a tu audiencia y ayudarles a aprender de ti.

“Empatía significa enfocarse en la audiencia”, sostiene, y asegura que ésta se relaciona directamente con cuestionarte acerca de las necesidades de aquellos que van a escucharte, de sus deseos y expectativas; de lo que ellos van a “sacar” de tu plática. “El tiempo y energía que inviertas en este paso te va a ayudar a crear una plática empática que tu audiencia quiera escuchar”, sostiene.

No te enganches

Sobre todo cuando se trata de dar discursos que no hablan de muy buenos resultados en la empresa o que dan a conocer algún aspecto no tan bueno, es necesario estar preparado para recibir algún comentario negativo.

“Cuando estás hablando ante el público es el que lleva la batuta, entonces es importante que ante un imprevisto, mantengas una sonrisa, seas asertivo y no te lo tomes personal”, explica la especialista de la American Management Association.

Algunos consejos para superar los nervios son: mira a las personas entre los dos ojos, no directamente, esto disminuirá tu ansiedad; no olvides esta plática introductoria que traiga a tu audiencia al tema de forma relajada; controla la respiración y piensa que todo va a salir bien; no tengas nada en la mano porque ahí se reflejan los nervios y busca que la gente interactúe.

Esto lo puedes lograr al hacer una pregunta o invitar a que tus escuchas compartan sus experiencias, esto te permitirá tomar aire, relajarte y hacer que nazca en ellos el interés por el tema que se está tratando.

“Cuando empiezas a interactuar con la gente como por arte de magia se te van a ir quitando los nervios, porque la atención ya no está totalmente en ti, te da tiempo de respirar y ordenar tus ideas”, explica Karla.

Es recomendable que des una plática introductoria para que rompas el hielo.

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