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mariana.fernandez@eluniversal.com.mx
Los expertos coinciden que hoy más que nunca es momento de hablar de liderazgo, debido a que las organizaciones se enfrentan a decisiones difíciles que exigen cabezas fuertes y capaces de tomar decisiones y conducir a equipos enteros a cumplir metas.
Hay numerosas definiciones de lo que liderazgo significa, sin embargo, todas coinciden en algo esencial: un líder tiene las capacidades para influir en la forma de ser de las personas, en este caso de su grupo de trabajo, y los impulsa a lograr metas y objetivos trabajando en conjunto.
No todos los jefes ni los gerentes son líderes, aunque por el bien de los colaboradores y de las organizaciones sería deseable que lo fueran.
Es importante hablar de ellos porque en sus manos está el futuro de las organizaciones, las que a su vez tienen bajo su manto el sostén económico de millones de personas. Sólo los verdaderos son los que provocan resultados al interior. Ahora bien, ¿Cómo son los líderes mexicanos?
El tema es muy extenso y parecería propenso a poner etiquetas que definan a las personas a priori, sin embargo, hay ciertos rasgos que los diferencian y que los hacen ejercer el liderazgo de cada forma particular, ya sea a nivel de grandes corporativos, o a uno más pequeño como lo son las Pymes.
Hablando de éstas últimas en nuestro país, el que la economía esté sostenida por pequeñas y medianas empresas hace que muchas personas estén al frente de sus organizaciones sin tener una preparación mínima ni las habilidades desarrolladas para dirigir a sus propios equipos, explica el psicólogo especializado en trabajo de la UNAM, Rodrigo Peniche.
De igual manera, el que una organización sea grande tampoco garantiza que sus cabezas vayan a hacerlo bien en lo que a liderazgo se refiere. El tema es complejo ya que implica aspectos arraigados en la cultura en la que estos empresarios han estado inmersos toda su vida, la mexicana.
Elvia Espinosa Infante y Rebeca Pérez Calderón, ambas profesoras del departamento de administración de la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, han dedicado numerosas publicaciones a estudiar el liderazgo de nuestro país y cómo la cultura mexicana incide en éste, y delinean varios aspectos que históricamente han moldeado el carácter del mexicano y que han influido en la forma en la que ejercen el liderazgo.
Entre estos componentes se encuentran el indígena, el mestizaje, la religión y la familia.
“Todos estos componentes crean un pueblo diferente, con valores diferentes, con peculiares y únicas formas de relacionarse con los individuos, de organizarse para el trabajo, de apropiarse y relacionarse con la naturaleza”, explican las autoras en una investigación titulada Cultura, cultura en México y su impacto en las empresas.
Los aspectos culturales son tan importantes, aseguran, porque se crece y se vive con ello y no son algo que se pueda dejar a la entrada de la fábrica o de la oficina y actuar como si no los modificaran en nada.
Por supuesto, nada es un absoluto. Los estilos de liderazgo son muy cambiantes entre ellos, sin embargo, existen rasgos comunes. Por ejemplo, la importancia de la familia. Al respecto, Ivonne Bacha, editora en jefe de la revista Líderes Mexicanos, ha logrado, a través de años de experiencia con éstos, unir los puntos y determinar que la familia es uno de los aspectos clave para los que están al frente de las organizaciones del país.
“Lo primero que distingue a los mexicanos de los líderes de Estados Unidos, por ejemplo, es lo cercanísimos que están a la familia. Tú les preguntas qué les motiva a pararse temprano, a tomar decisiones, y te van a decir que la familia. Habrá incluso quienes te platiquen de sus hijos, y si no están casados o no tienen, te van a contar de sus papás. Es una repetición constante en las entrevistas que hacemos”, asegura. Esta constante también aparece en los estudios de las investigadoras de la UAM, las cuales aseguran que la familia es la base de la sociedad mexicana y tiene prioridad aún sobre el trabajo o alguna otra área.
Techo de cristal
Jorge Pérez Rubio, director general de la American Management Association México, como parte de su trabajo sobre el liderazgo en México titulada El líder extraordinario, distingue entre las características de los líderes mexicanos, un gran componente de género todavía. “México se mueve todavía en un club de hombres en donde el liderazgo es sumamente discriminatorio. Conozco empresas en las que está definido que una mujer no puede ser directora de área. No lo vas a encontrar escrito pero lo que sí es un hecho es que no va a ser posible”, explica Pérez.
En México, sólo 25% de las mujeres tienen una participación en posiciones directivas, pero esto disminuye si se habla de consejos de Administración, en donde sólo representan 6.8%, a comparación de Noruega, por ejemplo, en donde ocupan 40%, de acuerdo con un estudio realizado por el Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección (CIMAD) perteneciente al Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas.
“Mientras que el líder masculino se preocupa por ser una especie de ícono detrás del que deben de caminar los colaboradores, el líder femenino se preocupa por tratar de mantenerse en ese estado y no verse amenazado por el grupo social”, asegura el especialista.
El caudillismo
Otro aspecto que sobresale entre las cabezas de las empresas en México es la notable jerarquía que aún persiste en las organizaciones.
El especialista de la AMA lo explica bien: “La jerarquía vale más que una neurona”.
El fenómeno, asegura el especialista, está provocado en gran parte por el mismo grupo que le otorga a esta figura una excesiva importancia.
La razón viene de atrás y puede explicarse a nivel histórico, según lo hacen los psicólogos Mauro Rodríguez Estrada y Patricia Ramírez Buendía en el libro Psicología del mexicano en el trabajo.
Ahí aseguran, que en la tradición laboral mexicana persiste la figura del hacendado como “dueño y señor de todo”, el cual albergaba en sí mismo “todo el poder y todo el saber”.
Así, los mexicanos se ceñían a sólo cumplir con sus órdenes. De aquí el que los de abajo quieran quedar bien con los de arriba y que el de arriba busque mantener esta relación de dependencia, explican.
Ellos sostienen que el tipo de liderazgo que prevalece en México es el de tipo autoritario-duro o paternalista, en el que el equipo permanece en actitud de dependencia y de inferioridad.
“En el caso de un sindicato, por ejemplo, ven al líder como el estandarte que hay que seguir. Es la imagen del caudillo del México de la Revolución”, asegura Pérez Rubio.
Centralización del poder
Relacionado con todo este bagaje cultural, también es un rasgo común el que estas cabezas estén acostumbradas a centralizar el poder.
Los especialistas coinciden en que es una característica que se permea ya que los colaboradores suelen estar a la espera de que el líder dicte las órdenes y que alrededor de él gire el rumbo de la organización.
En este sentido, el psicólogo especializado en trabajo de la UNAM, Rodrigo Peniche, asegura que “la línea de mando en las empresas suele ser muy vertical” y que los líderes mexicanos suelen estar más preocupados por tener la razón que por hacer que sus equipos alcancen metas.
“En muchas empresas mexicanas existe un alto grado de centralización del poder, de la información y de la toma de decisiones, ya que se desconfía de la capacidad de las personas en los niveles inferiores para actuar por sí mismos”, coinciden también los autores del libro Psicología del mexicano en el trabajo.
La comunicación
Existe una coincidencia entre estudios y especialistas: Los líderes mexicanos están acostumbrados a la comunicación indirecta, es decir, no suelen decir las cosas de frente.
El estudio Liderazgo y valores culturales en México lo explica así: “El discurso del líder no será directo, siempre habrá un mensaje oculto que descubrirá sólo aquel iniciado en las artes del desciframiento de discursos, y no es antiético hablar así, sólo es una forma peculiar de comunicación”.
Sin embargo, algunas cosas están cambiando. Si bien los líderes más grandes eran más autoritarios, hoy ellos se están acostumbrando a trabajar en equipo, sostiene Ivonne Bacha. En lo que se refiere a las cabezas de los grandes corporativos hoy se vive un momento de sucesión, asegura. La pregunta es, ¿cómo serán los futuros líderes mexicanos?