La salud de la economía de China sigue como la principal preocupación de los mercados financieros internacionales, que este jueves reaccionaron otra vez ante movimientos de la moneda del país asiático, el yuan.

Desde los primeros momentos de la jornada bursátil china los problemas comenzaron hasta que con apenas media hora de intercambios, la compra-venta bursátil se suspendió por segunda vez en cuatro días, afectando también a las bolsas de Asia Pacífico y de Europa.

La decisión de mantener e inclusive acelerar la depreciación del yuan ante el dólar, proceso que viene desde agosto pasado, es vista como reflejo de la persistente debilidad de la economía de China.

Las autoridades de la segunda potencia del mundo por el volumen de su Producto Interno Bruto (PIB), rechazan tanto acciones de manipulación de su moneda como que su aparato productivo se mantenga en debilidad.

Este jueves las autoridades estadísticas informaron que en la segunda de sus tres verificaciones el creciemiento económico del país asiático fue de 7.3 por ciento en 2014.

En diciembre anterior, el Banco del Pueblo de China (BPCh) pronosticó 6.8 por ciento de alza del PIB para este año, una décima menos que el 6.9 por ciento que espera para 2015, en cuyos tres primeros trimestres alcanzó esa cifra.

Ese 6.9 por ciento se mantiene en línea con el objetivo oficial, pero es el dato más bajo desde el segundo trimestre de 2009.

En ese contexto, la depreciación del yuan es vista de manera diferente según se trate de analistas chinos u occidentales. Para los primeros es mero ajuste que inició en agosto para que la cotización del yuan sea más acorde al mercado.

El mismo BPCh informó que en 2015 la depreciación ante el dólar fue de 4.05 por ciento, y de 1.3 por ciento los pasados lunes y martes.

Hay volatilidad del yuan de corto plazo por la salida de capitales de la economía china, que sigue enfrentando problemas de sobrecapacidad industrial y precios altos de vivienda.

Al mismo tiempo, Estados Unidos parece recuperarse y elevó su tasa de interés en diciembre y se esperan más alzas este año, pero insistió en que no hay riesgo de que el yuan tenga una depreciación sustancial en el largo plazo.

La reserva china de divisas suma tres billones de dólares, las bases económicas son sólidas, la productividad laboral positiva y existe determinación para realizar las reformas que sean necesarias, añadió la institución.

También interpreta de manera positiva la baja en las cotizaciones de las materias primas, pues reduce costos a China, el mayor consumidor mundial de estos recursos, y aumenta su superavit en cuenta corriente.

Como ejemplo cita que las bajas cotizaciones petroleras podrían traducirse este año en un superavit de 360 mil millones de dólares.

Pero desde la perspectiva occidental se observa que la tasa de referencia del yuan, que pone el BPCh a diario, varió 0.51 por ciento este jueves en relación a la víspera.

Esa fuerte baja agudizó los temores de un yuan débil sobre la salida de capitales, la cual ya se aceleró en los meses recientes, señaló un reporte de CNBC.

Así, entre más caigan los valores bursátiles chinos, los inversionistas podrían animarse más a sacar sus capitales del país asiático, lo que haría crecer la presión aún más sobre al yuan.

Para Vishnu Varathan, de la oficina en Singapur del Mizuho Bank, el ritmo de la depreciación del yuan es excesivamente agresivo.

Se espera que las divisas de los mercados emergentes rivales de China también se deprecien para mantener su competitividad. Entre ellos se encontrarían las de Malasia o Australia.

En ese marco se estima que el yuan siga su tendencia a la baja, aunque de forma moderada, y que para fines de este año 6.80 yuanes se cambien por un dólar, estimó Jason Daw, de Societe Generale.

Esa estimación significa una diferencia de 0.2354 centavos, 3.59 por ciento, sobre el tipo de 6.5646 yuanes fijado este jueves.

tcm

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