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cartera@eluniversal.com.mx
Bruselas.— Cuando Donald Trump llegue a la presidencia de Estados Unidos y pretenda modificar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), buscará mantener la cooperación en el rubro energético.
Así lo prevé la Agencia Internacional de la Energía (AIE), al no ver motivos por los que Trump quiera interrumpir las oportunidades de negocio que está generando la integración energética de Norteamérica.
“No veo motivo, por el momento todo va muy bien entre México y Estados Unidos”, comentó el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, durante la presentación del World Energy Outlook, durante un foro organizado por el think tank Friends of Europe.
“Hay una excelente cooperación energética y, especialmente, las importaciones de gas de esquisto procedentes de Estados Unidos están ofreciendo la oportunidad para reemplazar electricidad generada por crudo, generando ahorros y beneficios al medio ambiente”, expresó.
Según el informe, Estados Unidos pasa por un gran momento energético como para limitar sus oportunidades de negocio con un vecino que ha decidido abrir su mercado al exterior.
El socio del norte avanza hacia la autosuficiencia energética gracias al incremento de la producción interna y la adopción de políticas dirigidas a un consumo más eficiente.
La agencia estima que las importaciones netas de petróleo de la Unión Americana serán cero para 2040.
Por su parte, la producción energética en México ha ido a la baja con una caída de un millón de barriles de crudo diarios desde 2004.
La falta de modificar la posición de México en el mercado global, pasando de ser un país exportador a uno importador de energéticos. Actualmente el país cubre 40% de la demanda nacional de gas con importaciones procedentes de Estados Unidos.
Otro motivo por el que Trump no estaría interesado en alterar la cooperación energética, es la alta capacidad de refinación que tiene Estados Unidos en la Costa del Golfo de México.
La reforma energética generará un repunte de la producción nacional de crudo en aguas profundas y es muy probable que se requieran los servicios estadounidenses por falta de capacidad nacional para transformar el petróleo en gasolinas y petroquímicos.
Como candidato, Trump se refirió al TLCAN como el peor acuerdo que haya negociado su país en la historia y prometió renegociar los términos.
Por otro lado, en Europa hay preocupación por la política ambientalista que adopte el presidente electo, quien durante su campaña lanzó un tuit poniendo en duda las evidencias científicas sobre las causas del calentamiento global. Sostuvo que era “un cuento chino”, en perjuicio de la competitividad de la industria estadounidenses
También prometió reactivar la industria del carbón, un sector altamente contaminante y que bajo las previsiones de la administración de Barak Obama se reduciría en 40% para 2040.
“Esperamos que la nueva administración acate el acuerdo que ha aprobado y ratificado, pues es muy importante para la lucha contra el cambio climático. Estados Unidos no sólo es clave para combatir el calentamiento, también en los esfuerzos diplomáticos que llevamos a cabo”, dijo Maros Sefcovic, vicepresidente de la Comisión Europea para la Unión Energética.