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Samsung Electronics anunció ayer que detuvo la producción de los teléfonos celulares Galaxy Note 7 menos de dos meses después de su lanzamiento, lo que asesta un duro golpe a la reputación y perspectivas del gigante surcoreano, que no ha podido resolver los problemas de seguridad del dispositivo.
Samsung anunció en septiembre la retirada de 2.6 millones de unidades luego de numerosas denuncias de que los aparatos habían ardido.
Ayer, la empresa finalmente decidió desechar de forma definitiva el dispositivo, que cuesta 882 dólares, en lo que podría ser uno de los fracasos más costosos vinculados a la seguridad de un producto de la historia de la tecnología.
“Hemos decidido detener la producción y las ventas del Galaxy Note 7 para considerar primero y sobre todo la seguridad de nuestros consumidores”, dijo Samsung en un comunicado al regulador bursátil surcoreano.
El mayor fabricante mundial de teléfonos avanzados dijo que había pedido a todos los operadores globales que parasen las ventas del Note 7 y la sustitución de dispositivos, mientras trabaja con los reguladores para investigar el problema. La empresa ofrece cambiar el teléfono por otros productos o reembolsar el dinero.
La decisión de Samsung de retirar el Note 7 de las tiendas por segunda vez en menos de dos meses no sólo genera nuevas dudas sobre el control de calidad de la empresa, sino que podría generar un enorme costo financiero y reputacional.
Los analistas estiman que el fin definitivo de las ventas del Note 7 costaría a Samsung hasta 17 mil millones de dólares y mancharía la imagen de otros de sus teléfonos en la mente de consumidores y operadoras.
El martes, Samsung Electronics perdió casi 20 mil millones de dólares en capitalización bursátil. Sus acciones cerraron con una caída de 8%, el mayor descenso intradiario desde 2008.
El dispositivo lanzado en agosto estaba diseñado para competir contra el último iPhone de Apple por la supremacía en el mercado de teléfonos móviles de gama alta. Bien recibido por la crítica, su primer problema fue una enorme demanda de dispositivos que superaba la oferta.
Pero a pocos días del lanzamiento, las imágenes de dispositivos Note 7 carbonizados comenzaron a aparecer en redes sociales, en el primer síntoma de que algo funcionaba mal.
La empresa no comentó inmediatamente sobre si había identificado el origen del fuego en los dispositivos de sustitución, aunque responsables en Seúl dijeron que estudiaban varias posibilidades, entre ellas las baterías.