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México podrá salir de la “trampa del lento crecimiento” si aumenta sostenidamente la inversión pública, pues de lo contrario habrá “ poco por hacer”, según un estudio que publicó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Además, se requiere una nueva agenda social de inversión hacia proyectos de mayor valor agregado en la economía en coordinación con la iniciativa privada, porque la inyección de recursos no debe destinarse sólo para aumentar exportaciones.
También se debe transformar la estructura productiva y redistribuir el ingreso para aumentar el poder adquisitivo de quienes menos tienen, a fin de reducir la desigualdad.
De lo contrario, el impulso a la actividad económica y las expectativas de crecimiento seguirán a la baja, y se verán recortes al presupuesto, como medida de tener bajo control el déficit público, a consecuencia del entorno interno y externo.
Los autores del documento Tendencias y ciclos de la formación de capital fijo y la actividad productiva en la economía mexicana, 1960-2015, aseveraron que la manufactura dejó de ejercer el rol dinámico e impulsor de la actividad productiva y, aunque tiene auge exportador, contrasta con el aporte a la economía mexicana.
Se observa que “la gran paradoja de la manufactura y por ende de la economía mexicana es una gran alza de la inversión en la manufactura y auge de sus exportaciones asociadas a un lento crecimiento del producto interno manufacturero”.
Las exportaciones mexicanas tienen un menor impacto en el crecimiento, aunque recientemente por la depreciación del peso frente al dólar empiezan a tener un reflejo en el PIB, pero muy bajo.
Durante los años 80 se vieron tasas de crecimiento de las exportaciones de dos dígitos, algo no visto en los últimos años al registrarse de 2010 al 2015 una tasa media anual de 2.4%. En tanto, el crecimiento del PIB se mantuvo en 2.6% en promedio anual, contra tasas de 3.1% de 1988 a 1994 y de 2.7% entre 1995 y 2000.
Juan Carlos Moreno-Brid, Ismael Valverde y Jamel Kevin Sandoval, autores del documento que publicó la Cepal, aseguraron que se debe ampliar y modernizar la infraestructura y “recolocar al Estado como un actor político legítimo y central en coordinación con el sector privado”.
Se ha visto que la inversión tarda mucho más que el PIB en recuperar su nivel máximo, y el no destinar recursos a inversión de capital fijo incide adversamente en el crecimiento económico de largo plazo.
Desafortunadamente, la inversión pública se redujo y la construcción siguió esa tendencia. Desde 2009 hay una caída sistemática en construcción equivalente a 3.8% en 2014, después de que estuvo en niveles cercanos a 10% en décadas pasadas, y seguramente el porcentaje bajará en 2015 y 2016, afirmaron.
La inversión pública aumentó en promedio anual de 1994 a 1999 en 3.8%, pero de 2000 a 2008 la tasa bajó a 3.6%, para contraerse en 9.3% en 2009 y a niveles de 2.4% entre 2010 y 2015. La participación pública en inversión de maquinaria y equipo desde 2003 es baja, inferior a 0.6% del PIB, y desde 2011 cayó aún más, hasta ubicarse en 0.4% en 2014.