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La gran demanda estadounidense por los aguacates y los ascendientes precios del producto están azuzando la deforestación de los bosques del centro de México, a medida que los agricultores se esfuerzan por satisfacer la demanda.
Los cultivos de esta fruta prosperan en condiciones similares a las de los pinos en los bosques de las montañas de Michoacán, estado que produce la mayoría de los aguacates en México. Ello ha llevado a los agricultores, a escondidas de las autoridades, a despejar el bosque, sembrar árboles de aguacate y seguir derribando pinos a medida que los cultivos crecen para darles más acceso a la luz solar.
“Aunque no tiran el bosque, abajo ya están los aguacates creciendo, y tarde o temprano terminan por cortar los pinos o tumbarlos por completo”, explicó Mario Tapia Vargas, científico del Instituto Nacional de Investigación Forestal, Agricultura y Pesca de México.
Debido a que los bosques de Michoacán contienen los predios donde hibernan las mariposas monarca, la deforestación es más que un problema académico. Las autoridades han detectado pequeños huertos de aguacates en las zonas donde habitan las mariposas, en la cortan los pinos.
Lo que es peor, Tapia Vargas indicó que los cultivos de aguacate usan casi el doble del agua necesaria para un bosque denso, por lo cual llega menos agua a los riachuelos y arroyos de Michoacán.
Greenpeace México destacó que los seres humanos también sufrirán las consecuencias.
“Los impactos ambientales que el desplazamiento de las superficies boscosas puede tener sobre la captura y disponibilidad de agua en la región, el elevado uso de agroquímicos y la demanda de grandes volúmenes de madera para el empaque y transporte del aguacate son otros factores que pueden tener efectos negativos sobre las condiciones ambientales de la zona y el bienestar de su población”, afirmó Greenpeace en un comunicado.
Pero es difícil convencer a los agricultores. “Es un atractivo, muy alto el aguacate, por el precio que tiene”, admite Tapia Vargas.
Los precios de este cultivo se elevaron de unos 86 centavos por unidad en enero a 1.10 dólares en julio, en parte debido a un escaso suministro desde México. Y el peso perdió 16% de su valor frente al dólar en el año transcurrido, por lo cual los agricultores mexicanos pueden ganar más cultivando aguacates.
Lo que ha impulsado la expansión ha sido el implacable apetito de los estadounidenses por los aguacates. Entre 2001 y 2010 se triplicó la producción de este producto en Michoacán, pero las exportaciones se multiplicaron por 10, según un estudio publicado en el 2012 por el instituto de Tapia Vargas.
Y si bien la demanda de aguacates en Estados Unidos ha suscitado este efecto, mayor es la demanda de China, donde las importaciones de aguacates mexicanos han crecido en promedio 200% al año.
En un estudio se indicó que la expansión del cultivo estaba causando una pérdida anual de unas 690 hectáreas de bosques entre el 2000 y el 2010.
Ignacio Vidales, otro científico del gobierno que se especializa en los sembradíos de aguacates, calcula que la tasa de la deforestación ha amainado, en parte porque las autoridades se están tomando el asunto más en serio.