ruben.migueles@eluniversal.com.mx
Pese a que el nivel de desocupación en el país tiende a disminuir, la generación de empleo en condiciones críticas alcanzó su nivel más alto en los últimos diez años, de acuerdo con los resultados más recientes de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).
El Inegi informó que durante el primer trimestre de 2016 el número de desempleados ascendió a 2.1 millones de personas, lo que representó 4.2% de la Población Económicamente Activa (PEA) y la tasa más baja desde el tercer trimestre de 2008, todo ello con base en cifras ajustadas por estacionalidad.
La población con empleo llegó a 50.7 millones de personas, de las cuales 14% (poco más de 7 millones de trabajadores) se encontraban en condiciones críticas de ocupación, la cifra más alta de la que se tenga registro desde el tercer trimestre de 2005.
La población ocupada en condiciones críticas es aquella que se encuentra trabajando menos de 35 horas a la semana por razones de mercado, aunado a la que trabaja por más de 35 horas semanales con ingresos mensuales inferiores al salario mínimo y la que trabaja más de 48 horas semanales ganando hasta dos salarios mínimos, de acuerdo con la definición del propio Inegi.
Se están creando empleos, pero no se están remunerando de la mejor manera posible, lo cual afecta esta tasa de ocupación precaria, comentó Héctor Magaña, profesor e investigador del Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México.
Ejemplo de ello es que el número de personas que perciben bajos salarios aumenta, mientras que los empleos que entran dentro del nivel más alto son cada vez menos, agregó el también coordinador del Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN).
En los primeros tres meses del año los trabajadores que ganan hasta tres salarios mínimos aumentaron en un millón 412 mil plazas, en tanto que la base de quienes perciben más de cinco salarios mínimos se redujo en 705 mil puestos en el mismo periodo.
La precariedad de los empleos también tiene que ver con la falta de prestaciones, como los servicios de salud. Y es que 62% de las personas que se encuentran ocupadas (31.9 millones de trabajadores) no tienen acceso a servicios de salud, lo que representa una situación laboral alarmante, opinó Magaña.
El gran peso que tiene el trabajo informal en el mercado laboral es uno de los factores que incide en el deterioro en la calidad de los empleos generados por la economía mexicana en general. Los resultados de la ENOE indican que en el primer trimestre de 2016, todas las modalidades de empleo informal sumaron 29.1 millones de personas, para un crecimiento de 1.5% respecto a igual periodo de 2015, lo que representó 57.4% de la población ocupada.
Entre las entidades que reportaron las mayores tasas de informalidad laboral en el primer trimestre del año se encuentran Oaxaca, con 82% de la población ocupada en la entidad; y le siguen en orden de importancia Guerrero, con 79.9%; Chiapas, 78.3%; Puebla, 73.3%; y Tlaxcala, con 73%. Este grupo también se distingue por ser los estados más pobres del país.