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Las finanzas públicas presentan señales de alerta o “focos amarillos” que deben corregirse para que sean efectivos los recortes presupuestales: la deuda, el déficit primario y el gasto, afirmó el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Juan Pablo Castañón.

Aunque en 2017 va a bajar el saldo de la deuda total del país como porcentaje del PIB, en todo el sexenio habrá aumentado en más de 10 puntos del PIB, aseveró el empresario en su mensaje semanal La Voz del CCE.

Es fundamental, agregó, regresar a un balance primario del sector público, porque a la fecha seguimos endeudándonos inclusive pedimos préstamos para pagar intereses de la deuda acumulada.

Mantenemos un déficit de 0.5% del PIB, más de 100 mil millones de pesos, lo que significa que el país sigue endeudándose.

En cuanto al gasto corriente no deja de crecer, solamente en 2015 la Secretaría de Hacienda y Crédito Público reportó un aumento de 4.9%, casi el doble del crecimiento de la economía, mientras que el gasto de capital sólo se expandió 1.8%, expuso.

Se requiere más inversión pública. “El impacto del sector público en el crecimiento tiene que ser mayor, para generar mayor sinergia con el que se han impulsado el consumo y la inversión privada”, dijo Castañón.

Es necesario también “eliminar los gastos superfluos, redundancias y dispendios”, consideró.

Combatir la corrupción, tener mayor control de las finanzas públicas, incluso en municipios y estados.

“Menos gasto corriente evitable y más inversión productiva. Concentrarnos en lo prioritario y construir más sinergias y asociaciones con la iniciativa privada, como debe hacerse hoy en día en Pemex, para dar solvencia y flexibilidad a sus operaciones y finanzas", aseveró.

Comentó que en los Precriterios de Política Económica 2017 se observa un esfuerzo importante para fortalecer las finanzas públicas, con un recorte adicional de 175 mil millones de pesos, el cual se suma a los 132 mil millones de 2016.

No obstante, “para solventar con mayor contundencia flancos débiles y focos amarillos que han acumulado en los últimos años, consideramos que hay que ir más a fondo, no sólo en términos de reducción de gasto no prioritario, sino sobre todo en lograr una mayor eficiencia y transparencia”, agregó.

Hay que observar que no baja el grado de la deuda soberana, como ocurrió en Pemex. La deuda supera 48% del PIB, el nivel más elevado desde hace 16 años; esto significa que solamente el flujo de la deuda pública total en los primeros cinco años del sexenio actual habrá aumentado en casi 4 billones de pesos, que significarían 85% del presupuesto de 2016.

Para corregir los desajustes en las finanzas hay tiempo y alternativas, si bien la deuda y el déficit primario son manejables, es momento de frenar su crecimiento, lo cual se confirma ante las recientes modificaciones que hizo una firma calificadora de nuestra deuda pública, concluyó.

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