DAVOS, Suiza.— El desangramiento en los mercados globales domina las conversaciones de pasillo mientras empresarios y autoridades políticas se reúnen en esta ciudad, aunque la opinión general es que esto no es una crisis financiera.

Mientras en la reunión anual abordaba tópicos desde el impacto de los robots en el empleo a la desigualdad de género y riqueza, el índice accionario mundial MSCI cayó a su nivel más bajo desde 2013.

Si esto se mantuviera, la caída de 9.9% del índice en enero sería la peor pérdida mensual desde el fin de la crisis financiera global en 2009.

“No creo que esto sea una repetición de 2008 (...) eso no quiere decir que no haya algunos riesgos”, dijo el presidente global del grupo de contabilidad KPMG, John Veihmeyer.

Aunque la rápida desaceleración de China, junto con la caída dramática en el petróleo, ha inquietado a inversores, el comisario económico de la Unión Europa Pierre Moscovici dijo que no cree que haya un retorno a una crisis financiera mundial.

Algunos estaban menos confiados. “La agitación del mercado puede ser la antesala de que algo está mal e incluso si es irracional puede tener consecuencias reales. Es un mensaje de que el optimismo excesivo que se ha estado propagando está mal”, dijo a el economista estadounidense ganador del Nobel Joseph Stiglitz.

Otras miradas. Para importantes banqueros,el fin de la política monetaria ultraexpansiva y la divergencia en el rumbo de los bancos centrales de EU y Europa contribuyen a la volatilidad en los mercados.

Raghuram Rajan, gobernador del banco central de India, dijo que podemos estar viviendo ahora el lado oscuro de los enormes estímulos monetarios de los años recientes.

Axel Weber, presidente del banco suizo UBS y ex jefe del banco central alemán, señaló que la divergencia entre el endurecimiento de la Fed y la política expansiva del Banco Central Europeo es fuente de volatilidad. Aunque, dijo, no debería durar.

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