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La posibilidad de que los precios del petróleo se acerquen a la banda de 20 dólares por barril genera presiones adicionales a las finanzas públicas del país, que no van a contrarrestar las coberturas petroleras, advirtió el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
Esta situación del mercado petrolero se suma a las presiones que hay sobre la economía mexicana, lo cual incide negativamente en las expectativas de crecimiento del presente año, añadió el organismo.
Ello significa que “las autoridades del país deben tomar medidas adicionales para hacer frente a los desequilibrios internacionales. La fortaleza de las finanzas del sector público es fundamental para resolver airosamente la volatilidad financiera”, aseveró.
El 2016 inició “con serios problemas de volatilidad”; el precio del petróleo “aceleró su tendencia descendente para acercarse cada vez más a la línea de los 20 dólares por barril”; la desaceleración de China altera a los mercados bursátiles; el aumento de tasas de la Reserva Federal propicia el fortalecimiento del dólar, y la presión del tipo de cambio puede impactar en los precios de algunos productos, detalló.
En el Análisis Económicos Ejecutivo, el CEESP aseveró que a pesar de que los ingresos públicos aumentaron extraordinariamente no se puede aumentar más el gasto; y hace falta consolidar más la fortaleza del mercado interno el cual se fortaleció, en parte, por el incremento de las remesas y de los pesos adicionales por dólar que permitió la depreciación de la moneda, lo que generó un aumento de recursos en las familias.
El CEESP, que dirige Luis Foncerrada Pascal, advirtió que la inversión es un elemento fundamental para impulsar la creación de empleos y el crecimiento sostenido de la economía mexicana; sin embargo, se requieren políticas específicas para lograr que el sector privado invierta en momentos en que las inversiones públicas caen y ajustar el gasto público.
A la fecha, la deuda pública se acerca a 50% del PIB, lo que demanda más recursos para hacerle frente, porque hay un aumento de las tasas de interés de corto plazo, al que se le adiciona el ajuste cambiario, lo que se refleja en el alza del costo financiero.
“Es evidente que hay que realizar ajustes al gasto público, pero no en inversión, sino en el gasto corriente que no genera ni empleo ni incentiva la inversión, y que por lo tanto inhibe el crecimiento. Es la única forma de reducir el endeudamiento programado”.
Sin embargo, se observa que de enero-noviembre las participaciones que se canalizaron a las entidades federativas crecieron a una tasa anual de 4.4% real, mientras que la inversión física acumuló una caída de 9.9%.
Ante esta situación, es fundamental, dijo el CEESP, consolidar un comportamiento ascendente de la economía del país, “requiere de un entorno en el que junto con las autoridades se establezcan mecanismos que estimulen la actividad productiva”.