Sin recursos para cambiar a pantalla

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Cuernavaca, Mor.— Raymunda Aguilar, de 61 años de edad, y Porfirio García, de 65, viven con dos de sus hijos en un patio techado que hace las veces de cocina, sala, comedor, dormitorio y cochera en la zona centro de Jiutepec, Morelos.

Don Porfirio es herrero, pero cada vez le “cae menos chamba” por su edad y porque tiene diabetes e hipertensión. Aunque acaba de entrar a un programa de Sedesol, hasta enero será beneficiario. Será demasiado tarde, pues la entrega de televisiones digitales en el estado termina el 6 de noviembre, según José Luis Alarcón, director del Centro de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.

“No tenemos para comprarlo, mi esposo preguntó ahora que estaban saliendo los aparatos y salen en mil pesos”, dijo Raymunda.

Aunque tienen la esperanza de recibir una televisión “de las que da el gobierno”, se quedarán sin ver televisión por un tiempo indefinido.

Porfirio, quien pasa más tiempo en casa que trabajando, veía televisión cuando no tenía nada que hacer. “Es como una fuga para estar un poco en paz con nosotros”, dice, y ahora tendrá que buscar otra manera de pasar el rato, porque el cine está carísimo, dice con desgano.

Contratar cable, lujo ante las bajas ventas

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En la televisión avisaron que iban a dejarnos sin señal pero no pensé que era verdad, dice Teodora Díaz, de 58 años.

Ella trabaja en una cocina económica de Cuernavaca, Morelos, en un espacio de dos metros de largo por uno y medio de ancho, donde apenas caben dos comensales.

“Ahorita en la mañana me desperté y siempre pongo la tele, y ya no había señal”, mientras ve su pantalla sin nada.

Vive con su esposo de 57 años y paga la renta del local, que es de dos mil pesos mensuales, y la renta de su departamento, de mil 500 pesos, además de agua, luz y gas. “¿De dónde voy a sacar más para la tele?”.

Aunque le han ofrecido servicio de televisión por cable, Teodora no puede darse el lujo de incurrir en gastos adicionales a los del día a día.

“No puedo pagar más para pagar ese cable o los aparatitos para la señal, o comprar una nueva tele; no nos alcanza, lo que vendemos es muy poco”.

Teodora se siente indefensa y los ojos se le enrojecen al recordar sus gastos y pensar que no sabrá lo que sucede en el mundo, fuera de su cocina.

“En las noticias sale todo lo que va a pasar, si no tenemos señal ya no vemos nada, no vamos a ver nada”.

Pero ella no quiere regalos, con un descuento en el precio de los decodific

adores habría sido suficiente. Pide al Gobierno “que nos dé la señal, que nos den un apoyo aunque sea”.

Beneficiaria de Liconsa, pero sin TV

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La televisión que hace 20 años compró Rosa María Vergara, a través del Fonacot, “dejó de funcionar” este jueves, cuando el apagón analógico llegó a Jiutepec, Morelos.

“Trabajaba en una empresa donde nos pagaban lo mínimo y la saqué por medio de Fonacot y me la descontaban por nómina. Mi tele tiene como unos 20 años, y con el apagón desde hoy nos quedamos sin señal”, explica.

Lo que más le molesta e indigna es que vio en las noticias que algunos partidos pedían que se detuviera el apagón y “el gobierno no quiso”.

Tampoco cree en las autoridades, porque dijeron que a todos los beneficiarios de Sedesol les entregaban televisiones digitales y no fue así. Rosa María, de 40 años, pertenece al programa de Liconsa y no recibió nada.

“Se me hizo muy rápido esto, yo creía que era de la luz y no, hablaban de las teles y fue cuando me enteré en Liconsa que si salía seleccionada me buscara en las listas y podría tener una”.

Pero no estuvo en el listado y, por si fuera poco, le aumentaron el costo de la leche después de que comenzó la entrega de pantallas, de 18 a 22 pesos. “Entonces no te lo están regalando, te lo están cobrando”, dice una Rosa María inconforme, “no se vale que lo poco que uno gana lo tenga que invertir en otras cosas, ¿por qué?”, cuestiona.

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