En las últimas dos décadas la riqueza de los 16 mexicanos más acaudalados se quintuplicó. En 1996 su fortuna ascendió a 25 mil 600 millones de dólares y para 2014 la cifra alcanzó 142 mil 900 millones, reveló la organización Oxfam.

De acuerdo con el estudio Desigualdad extrema en México, concentración del poder económico y político, de la ONG, el tamaño del patrimonio de los multimillonarios es comparable con el ingreso acumulado de 20 millones de habitantes en el país.

La concentración de la riqueza es aun mayor si sólo se incluye a los cuatro hombres con mayores fortunas de México, quienes en 2002 tenían un capital equivalente a 2% del PIB, pero que para 2014 la proporción se incrementó a 9%.

Los cuatro multimillonarios del país son Carlos Slim, de Grupo Carso, que por sí solo tiene una riqueza semejante a 6% del PIB nacional; además de los empresarios Germán Larrea, Alberto Baillères y Ricardo Salinas Pliego, que poseen una fortuna conjunta de 3% del PIB. Oxfam informó que esta situación contrasta con los 53.3 millones de mexicanos que están en pobreza.

La organización detalló que en México la desigualdad es de tal grado que hay cerca de 23 millones de mexicanos que no pueden adquirir la canasta básica con sus ingresos.

El problema de la desigualdad, considerado uno de los mayores lastres del país, se exacerba si se considera que 10% de la población millonaria del país concentra 64.4% de la riqueza total del país. Esta cantidad, de acuerdo con la ONG, rebasa las proporciones de otras fortunas en el mundo.

De 2007 a 2012 el número de personas ricas en el país creció 32%; en el mundo disminuyó 0.3%.

Si bien el problema de la desigualdad y la marginación tienen un rol en el aumento de la violencia, la política pública del país no ha logrado disminuir la pobreza del país. Por ello, Oxfam propone corregir las insuficiencias de la política fiscal a través de un aumento del gravamen de las ganancias del capital, dividendos e intereses, a niveles equivalentes al ISR, restituir la tenencia a los automóviles, imponer impuesto a las herencias y al patrimonio global a partir de un umbral suficientemente alto para excluir a la mayor parte de la población.

La disparidad de ingresos se acentúa por la actual política salarial, ya que “un mexicano que trabaja una jornada formal completa y que percibe el salario mínimo sigue siendo pobre”, porque los pesos que recibe “no están ni cerca de ser suficientes para adquirir una canasta básica”.

Esa situación de concentración de la riqueza provoca que México sea del 25% de los países con mayores niveles de desigualdad en el mundo, situación que en este caso se genera por la excesiva e indebida influencia de los poderes económicos y privados en las políticas públicas mexicanas, explicó la Oxfam en el estudio hecho por Gerardo Esquivel Hernández.

En países desarrollados hay mayor igualdad y menos concentración de la riqueza, tal como lo estimó el estudio de la Oxfam, en el que se muestra que 1% de los más ricos que viven en México captan 21% de los ingresos del país, porcentaje mayor al 17% de Estados Unidos, 15% de Reino Unido, 14% de Canadá o 6% de China.

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