En un país como México, en el que el ecosistema emprendedor está apenas arrancando, en donde una gran parte de las empresas no tiene los fundamentos para sobrevivir y en el que los inversionistas preparados son todavía una excepción, lo que hizo Kueski es uno de los más grandes méritos para una startup gestada en un ecosistema como el nacional: levantó la ronda más grande de inversión que se ha logrado en el país, por 35 millones de dólares y con la posibilidad de crecer hasta un total de 90 millones.

La empresa liderada por Adalberto Flores nació de la necesidad de dar acceso a crédito principalmente a la clase media, en un país en donde uno de los problemas es el acceso al financiamiento de bajo costo.

Kueski ofrece microcréditos a corto plazo y lo hace en línea a través de un algoritmo que analiza desde cómo un usuario interactúa con sus amigos en redes sociales, hasta cómo teclea su nombre en la computadora. Kueski tiene doble mérito, ser innovadora en el proceso y el haber logrado una cantidad tan elevada de crédito.

La empresa (como casi todas) en sus inicios arrancó con el dinero de los ahorros de sus fundadores, los cuales despachaban en una bodega que les confería un espacio de no más de 15 metros cuadrados y en el cual ellos mismos respondían las solicitudes de crédito sentados en sillas de plástico.

El que una empresa pueda obtener capital para crecer es crucial, sobre todo en aquellas del ramo fintech (las cuales utilizan la tecnología para ofrecer servicios financieros) como lo es Kueski. Y Adalberto Flores lo sabía. Estaba endeudado y necesitaba dinero para hacer crecer a la empresa. En esos momentos, estuvieron cerca de levantar una ronda de inversión inicial pero todos los participantes por una u otra cosa se empezaron a echar atrás.

Pero el camino se abrió. Shinya Akamine, uno de los mentores de Adalberto le introdujo con Patrick Gallagher, fundador de CruchFund, una firma de venture capital que ha invertido en empresas tecnológicas como Airbnb y Uber, por ejemplo. Tiempo después, le avisaron que Patrick estaba interesado en su proyecto.

“Ese día no dormí. Pasaban las horas. Pensaba que ya no tendría que vender mi carro, que otros fondos querrían invertir a partir de esto, no dormí ese día de la emoción y así me fui a trabajar”, cuenta el fundador de Kueski.

Cuando Core Ventures Group (el fondo de Akamine) y CrunchFund dijeron sí a esta primera ronda de 1.3 millones de dólares, las puertas del dinero se abrieron para Kueski. Adicional a estos fondos, Richmond Global Ventures, Rise Capital y Variv Capital, lideraron una inversión de 10 millones de dólares para Kueski, adicionalmente a esta línea de crédito con posibilidades de crecer.

Para un emprendedor encontrar personas que quieran invertir en su empresa es casi un trabajo de tiempo completo. Si estás en esta situación, el primer paso es el proceso de selección. Así empezó Kueski.

Haz una lista

Escoge a los mejores inversionistas que conozcas y si no, ponte a investigar.

Para realizar esta selección toma en cuenta primero que tengan una buena reputación, tengan casos de éxito conocido y sean amistosos con los emprendedores.

Una labor esencial del emprendedor es el de investigar a un inversionista, porque no se trata nada más de buscar un cheque. Él también se encarga de asesorar al emprendedor al tomar decisiones y seguramente formará parte del consejo de administración, así que es necesario encontrar a alguien experto pero no sólo eso, sino a alguien en quien confiar.

“Necesitas revisar sus referencias con gente con la que han trabajado e invertido antes. Necesitas platicar con ellos y preguntarles sobre ese inversionista para saber si es bueno”, explica Flores. Pregúntales qué tal les fue con esa persona y si realmente aportó valor a la firma.

Este paso es muy importante porque las malas experiencias pueden suceder. Y a este empresario ya le sucedió: “Yo he tenido historias de terror, no en Kueski pero en otra startup hace como cinco o seis años, tuvimos un inversionista que nos extorsionó y nos amenazó. Querían poner la competencia de la empresa y querían reclutar a nuestros ingenieros. Nos hicieron la vida de cuadritos”. Es un ejemplo de lo mal que te puede ir si no escoges bien.

Este inversionista además tiene que dedicarse a la industria en la que se especializa tu empresa. Adal Flores cuenta que él buscó a especialistas en fintech, ya que al hacerlos parte de su consejo de administración estaría incluyendo en su empresa a personas que realmente le ayudarían a tomar decisiones y que le podrían aconsejar en los momentos necesarios.

Cuando no son mexicanos, tienen que haber invertido ya en América Latina o en el extranjero, porque si no va a ser muy difícil convencerlos. Si ya lo hicieron, lo más probable es que hayan ya invertido en China, India o Brasil y no en México. “La parte de la geografía es bien importante para que los emprendedores no pierdan su tiempo al tratarlos de convencer cuando no lo van a lograr”, explica Adal.

Una buena presentación

Ya con esta lista depurada de los mejores que hayan invertido en el sector y que hayan invertido en el extranjero y puedan ser propensos a invertir en México, es necesario buscar entre tus conocidos quién pueda presentártelos. Shinya Akamine le abrió las puertas a Kueski. Busca quien te las abra a ti.

Si tienes inversionistas mexicanos ya involucrados en tu compañía, acércate a ellos y pregúntales si los conocen. Si no, busca quien te pueda acercar a ellos.

“La mejor manera de llegar a estos inversionistas es que te los presente alguien a quien ellos respeten mucho”, asegura el empresario.

No temas al no

Cuando se emprende es necesario perder el miedo al rechazo y a escuchar un “no” por respuesta. Es más, esto muchas veces será el común de cada día hasta que alguien se aventure y diga que sí. Y para nada debe ser un motivo de desilusión.

“Asuman que 99% de las veces los van a rechazar. Es muy normal. A lo mejor tienen que hablar con 100 inversionistas para que sólo dos o tres estén dispuestos en invertir, pero ése es el juego, hay que ser resiliente y positivo”, manifiesta el emprendedor.

Los empresarios que han emprendido este camino de buscar rondas de inversión para su compañía coinciden: Preocúpate porque caiga el primero porque de ahí será mucho más sencillo atraer a más inversionistas que estén dispuestos a invertir en tu proyecto.

En Kueski invirtió primero CrunchFund y Core Ventures Group.

Después de esto, varios inversionistas más se acercaron para hacerlo también.

“La empresa es la misma pero es muy psicológico el que alguien quiera invertir en ti. Es muy importante que consigas el primero. Éste es el más difícil”, afirma.

De esta misma manera sucede en función del monto disponible para invertir. Si te falta poco, seguramente muchos inversionistas querrán completar esta ronda, mientras que si te falta una cantidad mayor muy probablemente nadie se acercará ni siquiera a invertir una parte.

¿Por qué? Porque de esta manera confían más en la empresa.

“Quieren ver que otros inversionistas ya te analizaron. Les da un poco de flojera analizarte y también no saben si vale la pena invertir. Si alguien más ya decidió invertir fue porque te analizó, por lo que es muy probablemente una señal de que la empresa es buena”, asegura.

De aquí la importancia de que el primer inversionista llegue.

A la hora de buscar inversionista, y más para inversiones de corte tecnológico, es muy importante no limitarse a hacer la búsqueda en México. Estados Unidos debe ser un destino casi obligado. En México el ecosistema emprendedor cada vez se consolida más y le ofrece a los emprendedores cada vez más oportunidades de encontrar buenos inversionistas, pero en países como EU es en donde existe más experiencia y las posibilidades de encontrar uno que se ajuste a las necesidades de la empresa crecen.

“Hay tan poquitos en México que invierten en nuestro país y hay tan poquitos en EU que invierten aquí que es necesario buscar en los dos países, no se limiten”, asegura.

Ésta es una relación a largo plazo así que los dos tienen que tener la certeza de que el otro será lo suficientemente honorable e íntegro para defender los intereses del otro.

“Si logras esa relación de confianza y de estabilidad, estás del otro lado, sobre todo con los buenos inversionistas que son los que piensan a largo plazo”, explica.

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