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Distintos indicadores internacionales —como los del FMI— hacen notar que nuestro país tiene una economía de nivel medio-alto. De acuerdo con esta institución y considerando el PIB de 2015, nuestra economía es la decimotercera más grande del mundo. Asimismo, dicho organismo refiere que este PIB, medido en relación con la paridad del poder adquisitivo, coloca a México en la posición global número 12. Por otro lado, el Índice de Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo —en el que se miden las expectativas de larga vida y saludable, el acceso a la educación y finalmente los factores que contribuyen a tener una vida digna— nuestra nación se sitúa en un nivel de 0.756 en donde 1 es el índice más alto.
Este es un perfil de gran país y así podrían seguirse señalando otros datos relevantes. Sin embargo, existen demasiados problemas en relación con la gobernabilidad, la seguridad pública, el deterioro ambiental, las grandes desigualdades y así en lo sucesivo. Frente a ello ¿qué hacer para tener mejores indicadores? Aquí está una de varias respuestas posibles: Emprendimiento social.
Veamos nuestra realidad. Al recorrer el país nos percatamos de situaciones peculiares como ríos contaminados, secciones de las ciudades con una fuerte marginación social y urbana, o bien áreas verdes en el olvido y un entorno ambiental adverso, es decir, un panorama de fenómenos desfavorables. Datos del año 2014 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) señalan que el 46% de la población del país se encuentra en situación de pobreza. Esto no deja de ser una incomodidad y disgusto para muchos de nosotros. Todos piden que el gobierno haga algo, pero ¿se podrá pronto? Frente a ello, el entorno no puede permanecer de esa forma en el largo plazo. Hay riesgos y peligros que deben atenderse.
Es precisamente aquí, en donde se nota la existencia de un problema y es al mismo tiempo el lugar en donde pueden surgir las oportunidades. La misma información del CONEVAL destaca que en Chiapas la cifra de pobreza abarca al 76% de la población y también que en Morelos creció el número de personas en la misma situación. No hacer nada es un detonador de conflictos y problemas sociales.
Los emprendedores sociales, en contraparte, están llamados a fomentar proyectos entre las comunidades pues pueden convertir la desventaja en oportunidad. Esto no es fácil y requiere de grandes esfuerzos. Especialistas como Martinez y Rodriguez (2013) definen al emprendedor social como una persona centrada en la innovación y el cambio social y que busca un capital base para reinvertir y crecer. En este sentido, éste es el líder que puede transformar y convertir la desunión en convivencia o el deterioro en progreso.
Al entrar en acción requiere de esfuerzos mayúsculos, recursos e interlocución con actores gubernamentales y empresariales para tener éxito. De manera general, aunque dichos problemas han sido una tarea y responsabilidad del Estado, complementariamente las organizaciones de la sociedad civil y en su caso, la libre empresa a través de programas de responsabilidad social, pueden aportar mucho
Esta es una de las más amplias áreas de oportunidad que el México actual tiene pendiente. El emprendedor social puede ser líder en proyectos para superar el rezago educativo, contribuir en la reducción de la pobreza y coadyuvar en la construcción de un ambiente sustentable. En todas estas tareas tiene una gran responsabilidad y compromiso articulador.
Es necesario propiciar un efecto en cadena que atraiga a estos emprendedores, integren proyectos para el cambio social y que desde Baja California hasta Yucatán, proyecten sus acciones para generar un gran impacto.
Ante el déficit institucional y la profundización de las grandes desigualdades en el país la emergencia de líderes con una intención de emprender en cuestiones sociales es la respuesta a la transformación de las expectativas y también para transitar de la pasividad a la acción.
Por todo ello, para cambiar al país —positivamente— el emprendedor social (quizás anónimo o entre nosotros) debe tomar su lugar. Con seguridad, uno de ellos está muy cerca o distante, pero está. Para concluir, por un mejor estatus de las actuales generaciones, nuestro futuro y la construcción de un mejor país, emprendamos, pero con un sentido social.
Académico de la Universidad del Valle de México