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El camino del emprendedor por sentado no es sencillo. Existen altas probabilidades de fracasar —70% de los nuevos negocios no llega al tercer año de vida, según la consultoría KPMG– y no sólo eso, sino que las dificultades estarán siempre presentes para todo aquel que desea embarcarse en esta aventura.

Los que saben coinciden en que emprender no es para todos. Es decir, todos podemos hacerlo pero en el camino tarde o temprano uno a uno van abandonando el camino y se quedan aquellos que realmente tienen las características necesarias para hacerlo.

Entre éstas, se encuentra la resiliencia —término aplicado a la psicología, que aborda la capacidad de reponerse ante los fracasos y seguir adelante—, entre muchas otras.

Así que si estás en este camino, seguro te vas a caer. “El que se mete a emprender por definición se va a encontrar con todos los obstáculos habidos y por haber. De una vez entiende que se te va a caer la ola encima, te va a llover, si no estás dispuesto a que te pase todo, sigue en tu zona de confort y no te metas”, explica Víctor Moctezuma,  director del hub de innovación y emprendimiento iLab Veracruz, un lugar en donde jóvenes son preparados para crear un prototipo y salir a venderlo al mercado.

De inicio, tienes que creer en tu proyecto al derecho y al revés, ya que esto va a mantenerte en el camino. Pero da por sentado que habrá malos días en los que tendrás que echar mano de algo más. Mantenerse motivado es muy importante y tener un motivo para seguir caminar por ese sendero espinoso es esencial.

Para hacerlo, la respuesta podría estar en la persistencia. El Libro del Fracaso, un proyecto llevado a cabo por el Instituto de Emprendimiento Eugenio Garza Lagüera y la iniciativa Fuck Up Nights, la define así: “La persistencia es una forma de resistencia, es casi un sinónimo de ella: ante las adversidades, una persona persistente busca la fuerza y motivación para seguir adelante”. Esta motivación, asegura, puede provenir de los sueños, los anhelos, la rabia, o cualquier otra fuente, pero se tiene que convertir en “el motor que seguirá impulsando al emprendedor hacia delante hacia el cumplimiento del objetivo que su mente le ha fijado”.

Dice una frase popular que “el que persevera, alcanza”, pero muchas veces, luego de tener uno o dos o varios malos días se necesita un respiro. Aquí te proporcionaremos algunos consejos que pueden ayudar a mantener la cabeza en alto frente a las adversidades que se te presenten en este sendero, pero lo que sí es un hecho es que, “si no estás dispuesto a sostener tus proyectos cuando llegan algunos problemas, emprender no es lo tuyo”, explica el Libro del Fracaso.

De la perseverancia a la necedad

Ahora, hay una línea muy delgada entre perseverar, mantenerse motivado, y comenzar a necear. Los que saben aseguran que muchas veces las señales de que el proyecto no tiene futuro están ahí pero el emprendedor se enterca (terco, según la Real Academia Española, es aquel que se mantiene firme o inamovible en su actitud, aunque se le den razones en contra) y quiere seguir adelante.

En este caso, se vale abortar —e incluso se debe hacerlo— a tiempo: “Se vale tirar la toalla racionalmente, no emotivamente. Cuando más de uno te está demostrando con fundamentos económicos o de negocio que te estás equivocando o te das cuenta que la empresa no te dará rentabilidad, debes hacerlo”, asegura Víctor.

Aquí empieza

Pero si estás seguro de que tu proyecto está por buen camino y sólo estás enfrentándote a dificultades, estos tips pueden ayudarte.

Crea una red. No te enfrentes a las dificultades tú solo. Busca, en cambio, una comunidad o una red de emprendedores con los que puedas hablar y compartir tus ideas, impresiones, buenos consejos y demás.

“Las oportunidades de uno son las de todos, y juntos se comparten ideas y recursos”, explica Víctor. La idea es que platiques con otros emprendedores que están pasando por lo mismo para que aprendan de las experiencias ajenas.

Comparte también lo malo. Esto aplica también para los malos ratos. Enfrentarse al fracaso para un emprendedor es inevitable. Ya sea a gran o a pequeña escala, éste es la única certeza que tiene el emprendedor cuando inicia esta carrera.

Hoy el emprender parece estar de moda pero el camino es mucho más arduo de lo que pudiera parecer, así que compartir las malas experiencias y los fracasos también es algo que ayuda a dejarlos pasar, limpiarse las lágrimas y recuperar la motivación para seguir adelante. Víctor cuenta que los jóvenes que se encuentran en ILab se reúnen una vez a la semana para platicar precisamente sobre sus experiencias, incluyendo las malas.

“Con esta catarsis te das cuenta que no eres el único que se equivoca. Es decir en dónde me equivoqué, por qué me equivoqué y qué errores son los que no voy a volver a cometer”, explica el experto.

Los logros, aunque pequeños, cuentan. Teresa Amabile, una profesora de administración en la Escuela de Negocios de Harvard, encontró el principio del “pequeño progreso”, el cual consiste en que el tomar en cuenta lo que se ha avanzado en el camino de una tarea es un motivador muy potente.

¿Cómo lograrlo? Una manera muy tangible de hacerlo es que en el día a día te establezcas una serie de pendientes, los cuales te permitan repartir mejor tus deberes a través de tus horas de trabajo. Al cumplir uno a uno, sentirás que vas logrando “pequeños triunfos” que te mantendrán motivado. Después de un mal día, analiza los progresos significativos que has tenido a lo largo de tu camino de emprendimiento, seguro que existen varios que te ayudarán a mantenerte motivado.

Medita. Con que lo hagas aunque sea sólo 20 minutos al día te ayudará a enfrentar el estrés y los malos momentos que están involucrados en la aventura de emprender.

“¿Qué hago si no puedo dejar de pensar en que mi empresa tiene problemas? Con la meditación entrenas tu cerebro para enfocarse en el aquí y ahora y menos en escenarios pesimistas del futuro”, explica Leticia Gasca, cofundadora de la iniciativa Fuck Up Nights.

Hay incluso aplicaciones como Headspace que pueden ayudarte.

Visualiza. Es un método que se suele utilizar en los deportes, pero sirve. Por ejemplo, un jugador de tenis puede tomarse algunos segundos para visualizarse a sí mismo golpeando el servicio perfecto en el lugar que él o ella lo desea, explica un texto de la Universidad Vanderbilt.

Sirve porque: “La razón por la que la visualización funciona radica en el hecho de que cuando te imaginas a ti mismo realizando a la perfección y haciendo precisamente lo que deseas, estás creando físicamente patrones neuronales en el cerebro, tal cual si hubieras realizado la acción. Estos patrones son similares a las pequeñas pistas grabadas en las células del cerebro”.

Toma unas vacaciones. Seguramente estás pensando que como emprendedor no estás para tomarte un tiempo libre porque tienes muchas responsabilidades qué cargar, pero en algunas ocasiones, descansar es la única opción para refrescar nuestra visión y no tirar la toalla. Estudios científicos como el de Dov Eden, un investigador de la Universidad de Tel Aviv, han encontrado que aquellos que están mejor descansados y aptos para trabajar son los que tomaron vacaciones y durante éstas realmente se desconectaron de sus labores (apagaron sus teléfonos celulares o no revisaron sus correos).

Toma un paseo. Y sea que las cosas vayan o no bien, sal a caminar.

La Academia Americana de Cirujanos Ortopédicos resalta que tomar una caminata reduce el estrés y te ayuda a mantener una visión positiva, además de que te ayuda a verte más joven y a dormir más profunda y restauradoramente.  Además, un paseo enérgico aumenta el oxígeno en la sangre, fortalece tu corazón, mejora tu circulación y disminuye la presión sanguínea.

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