Al hablar de financiamiento: ¿por qué tendrías que pedirle a una persona si es posible pedirles a muchas en pequeñas cantidades? Esta podría ser una pregunta que el crowdfunding o fondeo colectivo puede contestar: porque funciona y se ha convertido en una de las formas en las que los emprendedores han encontrado dinero para sus proyectos a nivel mundial.
El crowdfunding ha aumentado su popularidad en los últimos años y puede explicarse al echar mano de un concepto acuñado en años recientes llamado economía colaborativa. Ésta puede ser definida como una “economía emergente que es posible sólo gracias a las redes sociales y es alimentada por la conciencia cada vez más desarrollada entre las personas”, explica el libro Lo que es mío es tuyo: el auge del consumo colaborativo, uno de los primeros en tocar el tema.
Esta forma de financiar proyectos consiste fundamentalmente en que un grupo de personas colabore económicamente con pequeñas cantidades para que alguien, en este caso el emprendedor, lleve a cabo un proyecto. Digamos que cada persona pone su granito de arena para que el negocio se ponga en marcha.
Uno a uno se hace la diferencia: “Pese a que cada recurso individual podría parecer relativamente insignificante por sí mismo, la acumulación de estos recursos que llegan de cientos, miles e incluso millones de personas tiene el poder de crear un gran impacto en las economías locales”, sostiene el estudio Crowdfunding en México: Cómo el poder de las tecnologías digitales está transformando la innovación, el emprendimiento y la inclusión económica.
“El crowdfunding es una alternativa viable para cualquier emprendedor que tenga un proyecto productivo y que lleve a un bien”, asegura Alejandro Reveles, encargado de medios y de revisar los proyectos que llegan a Fondeadora, una de las empresas de fondeo colectivo que operan en México.
Éste es un movimiento que cada vez toma más fuerza. En términos globales, está creciendo a pasos agigantados. De acuerdo con el Reporte de la industria del fondeo colectivo de 2015 realizado por Massolution, una firma especializada en este rubro, encontró que estos mercados crecieron 167% en 2014 y levantaron poco más de 16 mil millones de dólares alrededor del mundo. Esta forma, que empezó siendo filantrópica, principalmente, hoy está dominada por los negocios y el emprendimiento, ya que proyectos de este tipo acapararon 41.3% de los fondos.
“Se está convirtiendo en una herramienta de financiamiento eficaz que saca provecho de la fuerza colectiva de los grandes grupos y del poder de las tecnologías digitales para satisfacer los déficits en las necesidades de financiamiento”, explica el estudio sobre esta forma de financiamiento en México.
De hecho, el acceso a fondos es el principal problema al que se enfrentan los emprendedores mexicanos y este es el principal reto, dicho por su propio director, Enrique Jacob Rocha, que enfrenta la institución que se encarga de dar impulso a las nuevas empresas, el Instituto Nacional del Emprendedor.
En específico, los emprendedores no tienen acceso al financiamiento que ofrece la banca. Ésta suele pedir demasiados requisitos a aquellos que apenas empiezan, ya que sus análisis financieros no son lo suficientemente sofisticados ni personalizados. Vamos, que a todos los negocios miden bajo el mismo parámetro y al final la pyme termina por no alcanzar el crédito que necesita.
Para entender la dimensión del problema una cifra: apenas 18% de las compañías mexicanas reciben un financiamiento por parte de un banco, de acuerdo con información de la Asociación de Bancos de México (ABM). El crowdfunding viene a resolver de alguna manera esta necesidad de dinero.
Así va México
Las condiciones en México son propicias para que el crowdfunding se desarrolle, según explica el análisis Crowdfunding en México: Cómo el poder de las tecnologías digitales está transformando la innovación, el emprendimiento y la inclusión económica.
Esto debido a varias circunstancias: hay una creciente penetración de internet en el país, el entorno económico es favorable (el estudio fue publicado tan sólo el año pasado), además del impulso que se le ha dado en nuestro país al emprendimiento.
Así, esta forma de financiamiento ya tiene “un gran camino” en nuestro país, ya que existen varias plataformas, tanto locales como filiales que tienen base en otros países, que están operando, explica el análisis.
Sin embargo, los especialistas coinciden en que uno de los retos de esta forma de financiamiento es la carencia de reglamentación que regule las transacciones en línea.
En México existen varias plataformas que operan como Fondeadora, Crowdfunder, Ideame, Kubo Financiero, Prestadero, Vakita Capital o Micochinito.com, todas ellas fundadoras y algunas otras preafiliadas de la Asociación de Plataformas de Fondeo Colectivo A.C., la cual a busca “establecer un código de prácticas que sea adoptado por todas las plataformas y profesionales del crowdfunding en el país”, como se sostiene en su misión.
Entre sus objetivos está precisamente el lograr la regulación de este tipo de plataformas en el país. En cuanto a su formación, es un gran avance para cualquier industria la conformación de una organización que agrupe al sector porque esto permite que éste se organice y busque impulsarse a sí mismo y mejorar sus condiciones.
Tipos
El crowdfunding tiene varios tipos, el no financiero y el financiero. Mientras que el primero se basa en donaciones —quien aporta simplemente tiene la satisfacción de haberlo hecho, tal cual se hace en la iglesia, por ejemplo— y recompensas para quienes decidieron donar; el segundo se basa en deudas y acciones, según explica el estudio realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo.
Es decir, que el que aporte al proyecto estará prestándole al emprendedor a cambio de cierto interés o de cierta participación dentro de la empresa que se está consolidando con el dinero ofrecido. En México, por ejemplo, existen plataformas como Doopla o Yotepresto.com, entre otras, que permiten conectar a inversionistas con aquellos que necesitan un préstamo para un negocio (o para alguna otra cosa). Los primeros reciben un rendimiento —que es variable pero que es mejor que el que ofrece un bono, por ejemplo— por el dinero prestado y los segundos obtienen fondos para costear sus proyectos de emprendimiento.
¿Cuándo?
¿Cuándo es un buen momento para echar mano de esta herramienta? El Banco Mundial lo explica en un análisis titulado El potencial del fondeo colectivo en un mundo en desarrollo. Tanto en la etapa temprana como en la de desarrollo de prototipo, el emprendedor necesitará realizar crowdfunding no financiero, es decir, allegarse de donaciones o recompensas, lo que comúnmente se le llama “friends, family and fools” (amigos, familia y tontos), todos aquellos que aportarán al negocio sin recibir realmente ninguna ganancia financiera a cambio.
Posteriormente, ya que las ideas han sido probadas —gracias al prototipo— es cuando es adecuada una campaña financiera de fondeo colectivo. Ésta traerá más dinero (el cual se le va a pagar con intereses al que invierta) así como inversionistas a los que se les ofrecerá una parte –acciones– del negocio. Ya posteriormente el Banco Mundial recomienda a los emprendedores que echen mano de fuentes tradicionales de financiamiento.
El funcionamiento de las plataformas es más o menos así (algunas tienen variaciones en las comisiones, por ejemplo): envías tu proyecto, el personal de la empresa de crowdfunding lo evalúa, se fija una meta de inversión y esta empresa te cobra cierta comisión por el servicio que suele basarse en la cantidad recaudada. En algunas instituciones, si no se llega a la meta se penaliza al creador.
Pero para que funcione tienes que ponerle todo el esfuerzo, explica Alejandro Reveles, encargado de medios y de revisar los proyectos que llegan a Fondeadora, una de las empresas de fondeo colectivo que operan en México.
“El éxito de los proyectos proviene del entusiasmo del creador, porque él en sus 45 o 90 días que va a estar en su campaña de fondeo tiene que estar muy pendiente y todos los días estar llevando a todos los lugares que va su proyecto, entonces, si él no se la cree y no confía en su proyecto, si él no está pendiente, no es posible que se logre este proyecto”, explica.