La cocina española no podría explicarse sin el jitomate, ni la mayoría de los postres que se sirven en sus reconocidos restaurantes podrían elaborarse sin chocolate.

En el siglo XXI el intercambio cultural, gastronómico y comercial sigue produciéndose y renovándose entre ambas naciones, que ya poseen un lazo económico con valor de 68 mil millones de dólares, según datos del Registro de Inversiones Exteriores de Economía y Competitividad de España.

“La mayoría del garbanzo que se consume en España, nadie lo sabe, pero viene de México. El famoso cocido madrileño está hecho con garbanzo mexicano”, dijo Ximena Caraza, representante de ProMéxico para España en entrevista con El Economista. “Se trata de un caso que se podría replicar con el aguacate, el limón, el mango, el textil, el calzado, que tienen una gran oportunidad en el mercado español”, agregó.

Caraza se encarga de otorgar y coordinar acompañamiento a empresas españolas que deseen invertir en México y a empresas mexicanas que quieran instalarse en aquel país, y lo hace con mucho éxito.

Su oficina tenía la meta de generar durante este año mil 200 millones de dólares en inversiones españolas en el país y a julio han logrado 3 mil 500 millones de dólares. A este ritmo esperan cerrar 2017 con unos 6,000 millones.

Si bien el lazo comercial entre ambos países es robusto, Caraza asegura que puede profundizarse si se atiende adecuadamente a las empresas medianas. “Por lo general las empresas mexicanas voltean a ver mucho más a los mercados de América Latina y Estados Unidos y no al europeo, y realmente es una lástima porque existen grandes oportunidades para las empresas medianas en España”.

Una de las claves para el éxito presente y futuro de la relación empresarial entre México y España está en el Tratado de Libre Comercio entre México y la Unión Europea (TLCUEM), pues se trata de un acuerdo que ningún país de América Latina tiene con la Eurozona y permite comerciar bienes con aranceles cero.

“México ofrece un mercado enorme, una estabilidad, un país con 125 millones de habitantes y requiere todavía desarrollarse en sectores como infraestructura, energías renovables, servicios, en donde España es experto, o el turismo, donde España es de los países que lo han desarrollado de manera estratégica”, dijo Caraza.

Pero no todo acaba con la inversión. Para ProMéxico, dirigido por Paulo Carreño, es importante establecer alianzas y coinversiones de manera que ambas partes se vean beneficiadas. Es el caso de las alianzas educativas para la formación y capacitación de personal.

“México es uno de los países en donde más ingenieros se gradúan por año, pero muchas empresas no necesitan a un ingeniero sino a un artesano o un técnico, alguien que sepa muy bien hacer esa pieza que se necesita para hacer un auto”. En casos como este, la oficina de promoción empresarial ha logrado que las empresas españolas más representativas de sus sectores instalen cátedras para la formación de técnicos que puedan, al terminar su formación, tener trabajo.

Para la funcionaria, el éxito de las empresas depende de su conocimiento del mercado al que se quiere dirigir un producto o un servicio.

“No todos los productos son para todos los mercados”, asegura. “En España no se consumen chongos zamoranos, guayabas o jamaica. Es muy difícil cambiar los usos y costumbres de un pueblo para vender un producto. No obstante, también pueden ocurrir sorpresas. Pese a que México es el principal productor de jitomate a nivel mundial, ProMéxico ayudó a un inversionista agrícola español a instalar en León, Guanajuato, la producción de jitomate de variedades distintas a las que se producen en el país, y hoy este empresario va por su tercera reinversión”, relata.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses