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Las divergencias que pueden presentarse durante la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) no solamente se darán entre los tres países miembros, pues también habrá diferencias entre la presidencia de Estados Unidos (EU) y su sector productivo porque existen pensamientos muy opuestos entre unos y otros, coincidieron especialistas durante la mesa de análisis “Perspectivas de la renegociación del TLCAN” que organizó El UNIVERSAL.
El ex integrante del equipo que negoció el TLCAN en 1992, Gustavo Uruchurtu, comentó que una cosa es el discurso del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y otra lo que dice el sector privado y los congresistas, porque mientras el mandatario busca modificar el tratado, hay sectores que no quieren que se mueva el texto del acuerdo.
Además de que hay estados de la Unión Americana que tendrían afectaciones por los cambios que propone la administración del presidente Trump, porque son importantes exportadores de productos hacia México y serán de los opositores a las modificaciones.
Para el integrante del equipo de renegociación del TLCAN del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior (Comce), Luis Rossano, “la literatura del presidente Trump en Twitter es una y lo que quiere el sector privado es una cosa diametralmente opuesta”, por lo que va a ser compleja la negociación.
Por parte de los empresarios no hay una actitud optimista o soñadora de que todo será fácil, pero se está consciente de que los trenes de la iniciativa privada y del gobierno estadounidense pueden chocar.
El director general adjunto para América del Norte de la Secretaría de Economía, Alberto Jiménez, explicó que el reto será buscar balances entre los puntos de vista de cada país.
Consideró que se comenzaron a ver cambios en el discurso de la administración estadounidense, con respecto a lo que se dijo en los primeros días de gobierno y lo que se dice ahora.
En la primera ronda de negociación que se realizará en Washington del 16 al 20 de agosto, Jiménez dijo que no habrá imposición de agenda por parte de algún país a otro, sino que Canadá, EU y México deberán presentar sus intereses y revisar las propuestas de los otros dos socios.
Jiménez y Uruchurtu coincidieron en que hay espacio para modernizar el TLCAN e incluir temas que no existen en el texto del acuerdo.
Están las reglas de origen, donde deben haber cambios, en telecomunicaciones se han observado avances que no se contemplaron en el acuerdo original porque no existían y debe corregirse el capítulo de solución de controversias por dumping o subsidios, entre otros.
Jiménez añadió que también están los temas sanitarios, normas, compras de gobierno, inversión, disciplinas, comercio exterior, pequeñas y medianas empresas, mejora regulatoria, infraestructura fronteriza, entre otros aspectos, en los que “hay espacio para poner en blanco y negro lo que se quiere”.
Expuso que a pesar de que hay sectores que piden se les saque del Tratado “no podemos iniciar eliminando capítulos”, aunque se reconoce que algunos sectores se fortalecieron con el acuerdo trilateral y a otros les ganó el tiempo.