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La apertura del uso medicinal de la marihuana en México genera gran expectativa; sin embargo, pese al potencial, este nicho estaría negado para los emprendedores mexicanos.
Guadalupe Rodríguez Romero, presidenta de la asociación civil Estudiantes por una Política Sensata de Drogas, edición México, comentó en entrevista que la industria de marihuana requerirá que los emprendedores demuestren científicamente las bondades medicinales de sus productos.
Edgar Pahua, fundador y director de Guacamole Hemp, colectivo que desde hace cinco años se dedica a la obtención de aceites a base de marihuana para uso terapéutico coincidió: “Hemos caminando en el underground de la medicina. No nos atrevemos a decir que es un medicamento, sino una terapia alternativa, a pesar de que sus moléculas tienen un efecto medicinal”.
Invertir en ciencia. Para Pahua, uno de los principales retos a los que se enfrentarán los emprendedores una vez que se tengan las reglas de la Cofepris, será costear un laboratorio para certificar productos hechos en México.
Explicó que ellos obtienen una miel con CBD, otro cannabinoide de los 85 que contiene la marihuana, que tiene efectos analgésicos. Sin embargo, acepta, no saben cuáles son las cantidades exactas para su dosificación, a pesar de tener controles y monitorear a quienes lo comprar. El mayor obstáculo: este producto es ilegal.
Quienes aspiren a invertir en el sector requerirán un monto inicial de 3 millones de pesos para tener laboratorios adecuados, sustentarlos científicamente y certificar sus productos.
La inversión más sería el laboratorio, el resto de la cadena se facilita porque en México “hay campos ideales para hacer crecer plantas”.
En contraste, cabe mencionar que la empresa Hemps Meds, recién establecida en el país, anunció que la inversión que realizará “será de millones de dólares” al estimar que el mercado en el país alcance 2 mil millones de dólares.
La empresa estadounidense es la única que ha presentado un estudio conducido por el neurólogo pediátrico mexicano Saúl Garza, el cual incluyó a 39 pacientes con síndrome de Lennox Gastaut, una forma severa de epilepsia pediátrica. De los 39 pacientes, 84% experimentaron una reducción en las convulsiones motoras, 53% reportó una reducción en las convulsiones por encima del 75% con cero efectos secundarios reportados.
“Difícil, competir”. De establecerse laboratorios mexicanos, la desventaja será entonces que ya habrá dos o tres empresas extranjeras establecidas.
Guadalupe Romero afirma que las autoridades dejaron de lado en las leyes a quienes desde antes fabricaban productos terapéuticos derivados de la marihuana de forma artesanal.
Los pequeños microempresarios tendrán que empezar desde cero ya que en México no hay investigación al respecto, señala.