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Las políticas fiscales de los estados del país se convirtieron en un instrumento recaudatorio que afecta el crecimiento, la inversión y el bienestar de las familias, informó el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).

Destacó que sin programas que impulsen la actividad económica de los estados será difícil que complementen las reformas estructurales.

El análisis económico ejecutivo del CEESP consideró que lograr un desarrollo heterogéneo es un reto que tienen los gobiernos subnacionales, así como los otros dos niveles de gobierno (federal y municipal).

“La significativa brecha en el ritmo de crecimiento de las entidades sugiere que además de las reformas, se requieren políticas económicas específicas a nivel estatal y municipal que estimulen la actividad productiva y generen un mejor entorno de negocios como incentivo a la inversión, que es el principal insumo del crecimiento y de la generación de empleo”, expuso.

Parte de los cambios que se requieren tienen que ver con la regulación, pues es un “serio obstáculo” para instalar nuevos negocios y estimular la permanencia de los que operan.

Hasta el momento las políticas fiscales estatales y municipales son fuentes recaudatorias “en detrimento de la actividad productiva del estado y por supuesto contra el crecimiento, la inversión y el bienestar de las familias”, destacó el CEESP.

Para fortalecer el crecimiento de un lugar es necesario que las políticas federal, estatal y municipal estimulen la actividad productiva, generen un entorno de negocios y logren mejorar el bienestar de las familias.

En la segunda mitad del año pasado, la actividad económica del país registró un mejor comportamiento, el cual se pensó fue consecuencia de las reformas estructurales.

Pero, el crecimiento no se refleja en todas las entidades federativas, se observan “grandes diferencias” entre una y otra, abundó el documento.

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