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Por primera vez desde 2012, el Banco de México (Banxico) ajustó al alza su pronóstico de crecimiento de la economía para este año, al ubicarlo en un intervalo de 1.5% a 2.5% desde el rango de 1.3% y 2.3% anterior.

La mejoría se hizo pese a que se reconoce que hay indicadores que apuntan a una cierta desaceleración de la economía en este año.

La meta puntual de 2% en que el banco central colocó su estimado está en línea con el reciente ajuste que hizo la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), con base a los datos oficiales del crecimiento económico que se reportaron para el primer trimestre del año.

Para 2018, el banco central no modificó su estimado, dejándolo entre 1.7% y 2.7%, de acuerdo con el Informe Trimestral de la Inflación.

El crecimiento observado en el primer trimestre fue superior al que se anticipaba. Como consecuencia de ello, “se prevé una mayor expansión del PIB para 2017 en su conjunto”, dijo el gobernador Agustín Carstens.

Sin embargo, en la inflación admitió que no se verá un descenso marcado de los precios hasta inicios de 2018.

Expresó que hay confianza, pero no complacencia en que la inflación cederá una vez que se diluyan los efectos retardados del impacto que tuvo el alza en los precios de las gasolinas y de las tarifas del transporte público.

Banxico comparte optimismo con SHCP
Banxico comparte optimismo con SHCP

Carstens aseguró que a pesar de que el gobierno está suavizando el incremento de los precios de los carburantes, una vez que se liberalice totalmente el mercado de las gasolinas será la competencia la que beneficiará a los consumidores, por lo que ya no deberían tener un sesgo inflacionario.

Descarta complicaciones. Del alza en algunos productos agropecuarios, como el aguacate, que se ha resentido en los bolsillos de los mexicanos, expuso que si bien se trata de precios muy volátiles, el factor climatológico jugará a favor de los consumidores.

“Está lloviendo, lo que predice que habrá buenas cosechas y eso ayudará a tener precios bajos”, confió.

Carstens negó que tras su retiro del Banxico en diciembre, cuando se vaya a dirigir el Banco de Pagos Internacionales (BIS), dejará al país con una bomba de tiempo en la inflación y con altas tasas de interés.

“Desde el año pasado, incluso desde 2015, para no tener bombas de tiempo, la Junta de Gobierno ha actuado de forma oportuna”, esgrimió.

Recalcó que actuaron de manera precisa y con oportunidad para que no se fuera acumulando el impacto, lo que permitió quitar presión al sistema de precios.

Por eso, reiteró que se espera que la respuesta de política monetaria se reflejará en una convergencia hacia el objetivo, algo en lo que el banco central ha sido muy claro.

Tampoco compartió la idea de que México y su economía se encuentren en una situación complicada.

Inseguridad y corrupción. Del tema del Comité Cambiario local, iniciativa global que está impulsando el Banxico, Carstens mencionó que se intensificará el contacto con la Asociación de Bancos de México (ABM), pues desde antes de dar a conocer esta iniciativa ya se habían reunido con el sector bancario.

Subrayó que se requiere seguir con el proceso de consolidación fiscal y, para evitar que la corrupción y la inseguridad se conviertan en un lastre para el crecimiento, es indispensable fortalecer el Estado de derecho.

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