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Justo un año después de la destitución de la anterior presidenta, Dilma Rousseff, la posible caída de Michel Temer, ahora en el centro de una supuesta trama de sobornos, ha provocado el pánico en los mercados y enciende otro foco más de incertidumbre política con graves consecuencias, no sólo para la economía brasileña, que se arriesga a perder la confianza de los inversores por la paralización de las reformas estructurales implantadas por el presidente desde que asumió el comando del Palacio del Planalto, sino para toda la región latinoamericana, que difícilmente esquivaría el contagio de un ahondamiento en la recesión de Brasil.

Desde que tomó el relevo, Temer ha impulsado reformas cruciales en el Congreso. Primero se votó la congelación del gasto público para frenar el déficit, luego se aprobaron una serie de leyes de flexibilización laboral para estimular el mercado de trabajo, y a finales de este mes será votada la polémica modificación del sistema de pensiones, que establece una edad mínima de jubilación y mayores períodos de cotizaciones.

Los datos que se conocen del primer trimestre de 2017 apuntan a un avance del Producto Interior Bruto (PIB) brasileño de 1.1%. Por primera vez tras ocho trimestres de contracción, la actividad económica se expandió durante los tres primeros meses del año, según el Banco Central, pero la recuperación se ve amenazada por la marcha atrás en las reformas que supondría la salida de Temer.

Después de los mercados, “los próximos en sufrir los efectos de la crisis serán los esfuerzos del gobierno de Temer para recuperar la confianza internacional y atraer inversiones”, dice el analista Andrei Serbin Pont. El economista Javier Santacruz sostiene que la caída de Temer “sería un mazazo a las reformas en Brasil”.

A su juicio, “va a ser un agujero negro para la región”, que retoma ahora el crecimiento tras dos años de recesión. “Esto desestabiliza todo”, lamenta, “porque Temer era el único que tenía una férrea voluntad reformadora, luchadora contra la inflación, contra el gasto público y para ordenar todas las instituciones”.

En opinión de Santacruz, los más perjudicados son México, Colombia y Perú, “los países que pueden tirar del carro de Latam y que necesitan un socio fuerte y estable en la región”. A estos hay que sumar Argentina.

Peligra pacto UE-Mercosur. El investigador principal del Real Instituto Elcano y miembro del Consejo Editorial elEconomista América, Carlos Malamud, va más allá y amplía la onda expansiva al Mercado Común del Sur, cuya presidencia rotativa será cedida en julio por Argentina a Brasil. La grabación que compromete la continuidad de Temer al frente del Ejecutivo se tomó con incertidumbre dentro de la cancillería, y es que el gobierno argentino teme una dilación del acuerdo político entre el Mercosur y la UE para crear un área de libre comercio entre ambos bloques, que podría cerrarse este año. La UE tiene 750 millones de consumidores, mientras que el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) reúne 80% del PIB de Sudamérica. El investigador dice: “Si la solución a la crisis es rápida, no habrá un gran impact”. Si se alarga, “las consecuencias pueden ser graves”.

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