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cartera@eluniversal.com.mx
El año pasado sólo se reportaron y entregaron ante la Secretaría de la Función Pública (SFP) 438 regalos que recibieron los servidores públicos en la temporada navideña.
Sin embargo, se desconoce la magnitud del fenómeno de los regalos en la administración pública, porque muchos de estos presentes no son reportados, dio a conocer la coordinadora de la Unidad de Innovación, Experimentación y Conducta del Laboratorio Nacional de Políticas Públicas (LNPP) del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), Margarita Gómez.
La especialista realizó un experimento junto con el investigador junior, Pablo Soto, sobre el tema de la honestidad, regalos y servidores públicos, que presentó este lunes en el Seminario Ciencias de la Conducta y Experimentación en Políticas Públicas.
En entrevista con EL UNIVERSAL, explicó que la tendencia internacional apunta a regular que los funcionarios no deben aceptar ningún regalo por muy pequeño que sea, pero en México aún se permite a los servidores públicos recibir presentes de menos de 10 salarios mínimos.
El experimento realizado busca “aplicando las ciencias de la conducta incentivar a los funcionarios a reportar los regalos que reciben como parte de sus labores como servidores públicos”, expresó Gómez.
En el laboratorio decidieron estudiar el tema de los regalos y su relación con la honestidad porque, si bien éstos no representan por sí mismos un acto de corrupción, pueden tener consecuencias en la imparcialidad de los servidores públicos.
“Muchas veces los individuos actuamos de manera automática y no siempre tenemos presente las consideraciones éticas de nuestros actos. En el caso de los servidores públicos no siempre se considera el efecto que los regalos, inclusive los pequeños, tienen en su comportamiento, que debería ser imparcial”, advirtió la especialista del CIDE.
Cero tolerancia. En el experimento encontraron que los regalos varían tanto en precio como en características. La Procuraduría General de la República (PGR), el Instituto Nacional Electoral (INE) y la Presidencia de la República fueron los que más reportaron ante la SFP los regalos que les llegaron en Navidad.
Gómez aclaró que en México la ley permite a los funcionarios aceptar regalos, siempre y cuando no superen la cantidad mencionada. “Hay una tendencia internacional, que es cero tolerancia, lo que significa que los servidores públicos no puedan recibir ningún tipo de regalos”.
Gómez mencionó que parte de la investigación es entender la corrupción desde una perspectiva diferente, en donde los individuos no sólo están buscando un beneficio, no están haciendo un análisis costo-beneficio, sino que también su comportamiento está influenciado por normas sociales y morales, por el contexto y su autoconcepto de honestidad.
Refirió que uno de los argumentos de uno de los economistas del comportamiento más relevantes, Dan Ariely, pone de manifiesto que los pequeños actos pueden irse incrementando y pueden ser más costosos que los grandes, en cuanto a deshonestidad y corrupción.
Destacó que los resultados del experimento apuntan a que con pequeños cambios, usando los conocimientos de las ciencias de la conducta, se pueden lograr efectos importantes en el comportamiento de los servidores públicos.