Courtney Carver se viste durante tres meses sólo con 33 prendas, incluyendo zapatos, ropa y accesorios. Cuando acaba ese tiempo, vuelve a hacer otra selección y empieza de nuevo. Paradójicamente, cuando sacó los kilos de ropa que le sobraban en el clóset, sus compañeros de trabajo le empezaron a decir que qué gran cambio de look.

Así empezó Courtney el Proyecto 333, “sé más con menos”, le llamó. Y es que hacer este cambio con la ropa se extendió a todos los lugares de su casa y de su vida. Se le ha llamado minimalismo. Antes el término se refería principalmente a una corriente estilística que predominó unas décadas atrás bajo el principio de “menos es más”, y la cual se basaba en la limpieza, la sencillez, la utilización de figuras geométricas. Hoy el término se ha reconfigurado y ha servido para denominar a la manera en la que varias personas en distintos lados del mundo han encontrado la forma de darle el valor justo a las cosas y de encontrar la felicidad en este mundo hiperpoblado de consumo.

Se trata de vivir con lo indispensable y darle espacio —físico, mental, espiritual— para las cosas verdaderamente importantes en la vida.

Hoy, el minimalismo se ha convertido en una suerte de movimiento que se vive por algunos alrededor del mundo.

El caso de Joshua Fields Millburn y Ryan Nicodemus, dos amigos que iniciaron sus carreras corporativas de una forma estrepitosamente ascendiente pero que en algún momento se dieron cuenta de que en ello no encontrarían la felicidad, es importante porque demuestra cómo lo material no ofrece la satisfacción que el ser humano busca día a día.

Al menos eso ha demostrado la experiencia.

Cuando a Joshua y Ryan se acercaban a los 30, se dieron cuenta que todas las cosas que ellos pensaban los deberían hacer felices, su trabajo (que les pagaba seis cifras), los carros de lujo, las casas grandes y todas su vida impulsada por el consumo, no estaban logrando su objetivo. Eran profundamente infelices y trabajar entre 70 y 80 horas a la semana, sólo para comprar más, sólo les traía más deuda, ansiedad, estrés, miedo, soledad, culpa y depresión, según cuentan ambos en su blog. ¿Qué es el minimalismo? Para ellos, una “herramienta que te puede ayudar a encontrar la libertad”, aseguran. Hoy han escrito varios libros al respecto, tienen un blog que cuenta con millones de seguidores alrededor del mundo y han recorrido de gira un par de veces Estados Unidos con el objetivo de diseminar las bondades de esta forma de vida. El consumo no nos hará felices. Así puede resumirse en gran parte su mensaje.

No es que haya algo inherentemente mano con ser dueño de posesiones materiales, explican, sino que el problema de hoy parece ser el significado que le asignamos a las cosas.

“Tendemos a darle mucho significado a nuestras cosas, a menudo abandonando nuestra salud, relaciones, pasiones, nuestro crecimiento personal y nuestro deseo de dar más de nosotros”, aseguran. Lo que hace el minimalismo es ayudar a las personas a tomar decisiones más conscientes.     Es una herramienta para librarse del “exceso de la vida”, a favor de concentrarse en lo que realmente es importante, “para encontrar la felicidad, satisfacción y libertad”.

¿Por dónde empezar?

Hay muchas sugerencias, pero una puede ser el guardarropa, porque hacerlo puede impulsarte a continuar con otras áreas de tu vida, así como lo hizo Courtney Carver, la escritora y fotógrafa estadounidense, creadora del Proyecto 333. Con este experimento y no sin tener un poco de miedo por lo que fuera a resultar, ella se dio cuenta que no sólo se sentía más ligera, sino de que estaba ahorrando dinero y tiempo porque no se iba de compras los fines de semana, no buscaba ofertas en internet y no se preocupaba por las ofertas, relata Courtney en su blog.

Pero más allá de dinero y tiempo, también se dio cuenta de que estaba ganando libertad. Antes, cuando compraba cosas una y otra vez, nada le era suficiente, pero después de estos tres meses por fin pudo sentir abundancia y ese sentimiento de estar completa.

“Cuando tomas el reto de vestirte con menos, tú pones a prueba tu relación con las cosas, con tu definición de suficiente, con lo que realmente te hace feliz. Este experimento es mucho más que sólo ropa y ganchos. Se trata de hacer el espacio, tiempo, y ganar la confianza y claridad de crear una vida que está llena de lo que más tiene valor para ti”, asegura.

El arte de tirar

Lograr ser minimalista o empezar a aplicar alguna de sus prácticas conlleva forzosamente el acto de tirar. Y este paso puede convertirse en el primer obstáculo, porque tirar nos da culpa.

Nagisa Tatsumi, una autora japonesa que se ha convertido en bestseller por su libro El arte de tirar, explora los mecanismos sicológicos que impulsan la aversión de las personas a tirar objetos y busca ayudar a superar este sentimiento de culpa inherente al acto de tirar.

¿Por qué seguimos comprando? Porque nos hemos ajustado al consumismo de sentir que “quiero una cosa por el mero placer de comprarla” y no por una verdadero sentimiento de necesidad, explica en su libro. Sin embargo, aún persiste en las personas la mentalidad de no tirar nada porque puede ser útil. Y estas dos ideas, están en conflicto. Para tener menos objetos ella no propone el dejar de consumir, sino el empezar a tirar. ¿Cómo hacerlo? “Si cambias un poco tu modo de pensar, tal vez dejes de ser esclavo de los objetos”, cuestiona. Y es que a lo largo de décadas en las que el consumismo se ha ido arraigando en nuestra forma de ver el mundo, hemos ido acumulando objetos con la promesa incumplible de que éstos nos harían felices. Y éstos nos han hecho esclavos. Sólo rompiendo la inmovilidad conseguirás el verdadero valor de las cosas, asegura la autora.

El arte de tirar consiste, en estar conscientes de lo que realmente necesitamos, y de que no necesitamos poseer lo que no queremos. Esto nos ayudará a valorar lo que hoy tenemos, afirma Nagisa. Esto último es válido no sólo para objetos físicos, sino en general, para todo lo que constituye nuestras vidas.

Así, tirar debe convertirse en una elección que cuesta. La autora encontró que los libros, ropa y revistas eran los objetos que más le costaba tirar a la gente y casi 90% encontró dificultades para poner orden en su vida cotidiana,

¿Qué es lo que se oculta detrás de esta resistencia a tirar las cosas? Las personas relacionaron la palabra “tirar” con imágenes de recuerdo, apego, adiós, despedida, mujer, hombre, pasado, pérdida, echar de menos, borrar. Como una sensación negativa, como de estar deshaciéndose de la pareja, los padres o los hijos.

Deshacerse de lo material es muy importante, pero el minimalismo no se reduce a eso, explican Joshua y Ryan. “Remover el exceso es una parte importante de la receta, pero es sólo un ingrediente. Los minimalistas no se enfocan en tener menos; sino que nos enfocamos en hacer lugar para más: más tiempo, más pasión, más experiencias, más crecimiento, más libertad. Limpiar la basura del camino nos ayuda a hacernos un espacio”.

¿Estás listo para empezar a darle espacio en tu vida a las cosas que realmente importan?

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