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cartera@eluniversal.com.mx
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, consideró “ridículo” todo el proceso legal que tiene que pasar para poder sentarse a renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y prometió “grandes cambios” en un acuerdo “muy malo” para su país, sus empresas y sus trabajadores.
Pese a que era una de sus prioridades y principal promesa electoral, Trump, de momento, no ha dado ningún paso firme para iniciar el diálogo.
Además, culpó a la normativa legal y al Congreso de la lentitud antes de ponerse a revisar el acuerdo.
“Queríamos empezar a negociar con México inmediatamente, pero tenemos todas estas provisiones por las que tenemos que esperar largos períodos de tiempo, notificar al Congreso y después obtener un certificado, y después no puedes hablar con ellos en 100 días. Todo eso es ridículo”, dijo.
A pesar de sus quejas, el proceso de revisión del tratado está bajo una normativa especial (llamada fast-track) que permite una autorización exprés para la negociación.
Según el proceso, la Casa Blanca debe avisar al Congreso con 90 días de antelación ―no 100― de su intención de revisar cualquier acuerdo comercial, y presentar los objetivos de esa revisión tanto a la Cámara de Representantes como al Senado.
Si bien el mandatario se quejó de la lentitud en el inicio de las negociaciones, lo cierto es que su gobierno todavía no ha empezado los trámites requeridos para hacerlo. El Departamento de Comercio, pese anunciar que iba a mandar la carta de aviso al Congreso antes del receso de las fiestas de Pascua, aún no lo ha hecho.
La premura de Trump coincide con la expresada por el gobierno mexicano. En su última visita a Washington, el canciller Luis Videgaray dijo que existen mejores condiciones para la negociación este año que en 2018, ya que las elecciones presidenciales en México podrían afectar el resultado.
Si hace pocos días Trump prometió “sorpresas placenteras” a directores ejecutivos de grandes empresas estadounidenses sobre el TLCAN, ayer aseguró que realizará “grandes cambios” a un acuerdo del que, si no ve claras ni justas las condiciones favorables para Estados Unidos, va a “librarse de una vez por todas”.
Todas las críticas de Trump se sumaron a las mismas que hace unos días expresaba el secretario de Comercio, Wilbur Ross, culpando al Congreso de la tardanza para empezar las negociaciones y la necesidad de “más de una pequeña alteración” para ajustar el TLCAN a lo que quiere EU.
Trump, ante obreros de Wisconsin, volvió a su retórica de campaña para criticar de forma dura el TLCAN. “Ha sido muy, muy malo para nuestro país, nuestras empresas y trabajadores”.
La falta de “justicia” del tratado la ejemplificó con un caso que saltó recientemente: el presunto abuso del sector lácteo canadiense, que afectaría a estados productores en EU.