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Los precios de los productos están aumentando y es prácticamente irremediable que el mismo dinero no nos alcance para las mismas cosas que solíamos comprar. Hay algunas cosas que pueden espaciarse, por ejemplo, ir al cine… pero, ¿Ir al supermercado? Imposible.
El aumento de precios y bienes se lo debemos a varios factores, entre éstos, el aumento del precio de los combustibles y la pérdida de valor del peso frente al dólar. Esto ha hecho que a las empresas les cueste más producir y hayan trasladado este costo al consumidor final, o sea, a nosotros.
El indicador que refleja este fenómeno es la inflación, la cual, tan sólo en febrero, llegó a sus niveles más altos en los últimos siete años, ubicándose en 4.86%.
Ir al súper es indispensable. Y en estos tiempos, buscar la manera de que los mismos pesos rindan lo más posible es un imperativo. ¿Por dónde empezar? Un buen acercamiento es empezar a replantear nuestros hábitos de consumo y analizar la manera en la que compramos, porque esto podría ayudarnos a gastar menos y seguir satisfaciendo nuestras necesidades.
ANALIZA CÓMO COMPRAS
Determina tu propio nivel de inflación. Este 4.86% no aplica para todos –se calcula con una lista de ciertos productos y servicios que se usan como referencia y por supuesto, no todos consumimos exactamente esa lista– debido a que cada uno tenemos ciertos hábitos de consumo y un nivel de ingresos particular. Haz una lista de los productos que compras. A partir de ahí empiezan los ajustes.
Martin Lewis, periodista financiero, especialista en finanzas personales y creador del sitio MoneySavingExpert.com en Reino Unido, propone el “Downshift challenge” (que en español podría traducirse como el reto de reducir hacia abajo”), el cual consiste en cambiar los hábitos y comprar el mismo producto pero en un nivel de calidad más bajo.
“Ya sea tocino, bizcochos o salsa de tomate, si algo cuesta más tiene que ser mejor, ¿cierto? Incorrecto. Las tiendas y su lenguaje promocional nos hace pensar que lo más caro es lo mejor”, sostiene. Muchas veces la calidad entre uno y otro no es en realidad remarcable. El objetivo es que te asegures de que no estás gastando más dinero sin razón.
En este sentido, es necesario analizar qué es lo que compras y si realmente esta calidad vale lo que estás pagando. En la importancia de este ejercicio propuesto por Lewis coincide Oliver Ambia López, profesor investigador de la escuela de negocios del Tec de Monterrey: Si sueles comprar cierta agua mineral extranjera en una tienda gourmet, comprar una botella de agua mineral de una marca nacional en un supermercado será una adecuada forma de ahorrar, ejemplifica el especialista. Pero esto aplica a todos los productos. Prueba bajando un grado, por así decirlo, la calidad. De esta manera notarás menos la diferencia.
EL REY DE LAS FINANZAS PERSONALES
¿Quién es? El presupuesto. Los supermercados tienen como trabajo el que nosotros gastemos de más, así que lo primero es identificar qué es lo que nos es indispensable y enlistarlo.
“La regla de oro para generar cierto ahorro y no tener gastos no contemplados es comprar solamente lo necesario”, asegura Alfredo Segura, director de Cornershop México. Si no tienes en mente lo que realmente necesita tu alacena puedes llegar a comprar de más. Conviene tener una pizarra en la cocina e ir anotando las cosas que se van terminando, de esta manera podrás comprar lo justo. Otro consejo: No vayas al súper con hambre.
LO MÁS CERCA NO ES LO MÁS BARATO
Cornershop encontró en una encuesta que casi 50% de las personas que van al súper al que van es por cercanía. 25.8% lo hace por las ofertas temporales y 21% por la variedad de productos que ofrece. Sin embargo, el supermercado más cercano no necesariamente es el más barato.
Comparaguru.com realizó un comparativo de ciertos productos Walmart, Soriana, Chedraui, y La Comer, y encontró que el tercero era el más económico. Ojo, a cifras de fines de 2016 y con una selección acotada de ciertos productos, así que la recomendación es que tú mismo hagas tu propia comparación y no te vayas por el más cercano.
La Procuraduría Federal del Consumidor ofrece la herramienta “Quién es quién en los precios”, la cual te ayuda a comparar producto por producto. Al tener la lista de productos que consumes, esto se volverá más sencillo.
Cuando camines por el súper cuidado con la “promoción válida hasta…”. Antes de comprar un artículo pregúntate, ¿Realmente es necesario? Las tácticas mercadológicas suelen apelar a nuestro sentido de la escasez, urgencia, y en general, buscan hacer clic con algún aspecto psicológico. “Esos 3x2 te obliga a comprar más, así que muchas veces compras más de lo que necesitas”, ejemplifica Alfredo.
LA OPCIÓN COMPRAR EN LÍNEA
Ésta puede ser una forma de ahorrar, no sólo dinero sino también tiempo. “Hay gastos que no están contemplados cuando vas al súper, como el estacionamiento, el dinero que le das al cuidador de coches, la gasolina, lo cual te hace que suba el costo”, explica el director de Cornershop. Estas plataformas te ofrecen ofertas especiales o tienen alianzas especiales –como en el caso de Cornershop– con algunas tiendas de autoservicio, lo cual permite obtener el mismo precio que en sus tiendas (sin comisión) o incluso tener la entrega gratis a cambio de la compra de ciertos productos.
EL TAMAÑO IMPORTA (PERO ANALIZA ANTES)
Los productos que vienen en las presentaciones más grandes son los que, si haces el análisis, te suelen salir más baratos que si compras el más pequeño. Por desgracia, no todos pueden hacerlo. Un estudio de Kantar Worldpanel México sostiene que al comprar, los niveles de bajo ingreso en la población lo hacen en formatos más pequeños que a la larga salen más caros, a diferencia de los niveles más altos, los cuales adquieren tamaños más grandes si se observa el precio por litro o kilo. Sin embargo, si está entre tus posibilidades, hazlo.
afcl