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cartera@eluniversal.com.mx
Si bien la propuesta de un impuesto de 2% a las remesas es indeseable, complicado y que va contra el G-20 y de los esfuerzos de organismos multilaterales de abaratar los envíos, generaría un mercado informal y volverían a crecer las remesas en especie.
Además, el porcentaje que se pretende imponer y suponiendo que se graven sólo envíos de Estados Unidos a México, van a generar más de 500 millones de dólares al año y se van a necesitar 40 años para financiar el muro fronterizo con esos recursos.
Así lo plantearon especialistas y académicos del CIDE, la Universidad Iberoamericana, México Hoy, el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (Cemla) y BBVA-Bancomer al ser consultados por EL UNIVERSAL sobre la propuesta de ley que pretende impulsar el congresista republicano, Mike Rogers.
“Veo que no es imposible, pero complicado por ser transacciones legítimas y a través de transferencias electrónicas y financieras”, dijo el profesor del CIDE, Raúl Feliz.
Consideró que la recaudación que se puede obtener con un tributo de 2% no es mucho, porque haciendo cálculos dan 540 millones de dólares al año y el muro va a tener un costo de 21 mil millones aproximadamente.
Entonces habría que poner este impuesto por un periodo de 40 años, proyectó el investigador con base en el volumen de remesas que se registró el año pasado, que marcó un monto récord de 26 mil 970 millones de dólares. “Si es la única fuente para pagar el muro, pues no alcanza”, ponderó.
El director de estadísticas de remesas del Cemla, Jesús Cervantes, profundizó que en caso de que sea un gravamen generalizado a todas las remesas que salgan desde la Unión Americana hacia el mundo se captarían 2 mil 700 millones de dólares al año.
Estableció que si no queda de otra, pasa la propuesta y no se puede evitar, sería un mal menos dañino que impedir envíos o bloquearlas.
Enfatizó que va contra los acuerdos del G-20, grupo al que pertenecen Estados Unidos y México, entre otras economías desarrolladas y emergentes más importantes del mundo, que tienen como meta reducir el costo de los envíos en beneficio de los receptores y remitentes, así como de los esfuerzos del Banco Mundial.
Lo mismo hizo el Cemla para darle seguimiento a los precios que se cobran por este servicio.
Cervantes sentenció que poner un impuesto de 2% a estos flujos encarecería las transferencias 5% tomando en cuenta que un migrante mexicano paga en promedio entre 2.9% y 3% por cada envío.
Los riesgos. La especialista en migración y remesas de la Universidad Iberoamericana, Carla Pederzini, advirtió que sería un golpe muy fuerte porque las remesas sirven para el gasto diario de los hogares y se generaría un mercado informal y podrían crecer las remesas en especie.
“Un primer impacto es que se dejen de enviar por medio del sector financiero y en lugar de mandar dinero, sea mercancía y otros productos, con el fin de encontrar otras formas, es decir, remesas en especie como una manera de darle la vuelta”, matizó.
Coincidió que la medida sería difícil de implementar porque se violan acuerdos sobre el sistema financiero internacional.
En su opinión, México puede dar asesoría financiera a los paisanos a través de los consulados para buscar las alternativas que les convenga.
Para el analista de México Hoy, Alejandro Encinas Nájera, gravar dichos flujos no es la solución.
El economista senior de BBVA-Bancomer, Juan José Li, refirió que Mike Rogers en una comparecencia para aplicar para un puesto en el gabinete declaró que estaría trabajando para que prospere la iniciativa de gravar las remesas.
Pero como no se sabe todavía si se aplicará el impuesto a todas las remesas o sólo para envíos a países latinoamericanos, se pueden triangular para que finalmente lleguen a México.
“Se puede usar un tercer país que no esté gravado para enviar las remesas y después a México”, señaló.
También otros medios informales como tarjetas o transferencia a través de un conocido del migrante.
Hizo ver que el impacto sobre dichos flujo sería muy limitado dado que las remesas son muy inelásticas, porque la mayoría del dinero se utiliza para gasto corriente.
Estiman que un impuesto de 2% lo más que puede afectar es alrededor de 540 millones de dólares, que es básicamente 2% del monto que recibió México en 2016.
Además no se sabe si se afectarán transferencias bancarias, porque Rogers sólo habló de remesadoras como Western Union o Money Gram.