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mario.verdusco@eluniversal.com.mx
La lógica tuvo un adverso 3-0 en 2016. En el futbol se puede decir que el director técnico equivocó la estrategia y que los jugadores fallaron en la cancha. La afición abucheó al final del juego.
En urnas algo similar pasó. La economía no generó beneficios, el gobierno perdió la confianza y la población lo castigó. 3-0 perdió la lógica, que no esperaba sendos resultados en Reino Unido, Colombia y Estados Unidos.
Son tiempos de repensar, dice la directora del gabinete de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Gabriela Ramos.
“Gran parte de la población de los países de la OCDE no siente los beneficios del crecimiento económico y por eso debemos redoblar esfuerzos para lograr que sea más incluyente.
“Nos hemos enfocado en vender los beneficios del libre mercado sin considerar que hay un proceso de ajuste en la integración y que hay poblaciones que simplemente pierden”, explica en entrevista con EL UNIVERSAL.
Admite que los recientes resultados en las elecciones en Estados Unidos y los referéndums en Reino Unido y Colombia evidencian que los gobiernos perdieron credibilidad.
“Hay desconfianza en la capacidad de las instituciones para dar respuesta a las preocupaciones de la población. Sí, hay desconfianza y esto se refleja en la adopción de posiciones extremas de querer volver a economías cerradas y protegidas”, comenta.
Lo preocupante, dice, es que estas expresiones fueron notorias entre los jóvenes, quienes votaron en menor porcentaje en los ejercicios democráticos.
“La definición sobre el destino de países tan importantes como Estados Unidos o el Reino Unido no fue suficiente para que los jóvenes votaran.
“Cuando uno mira cuál ha sido el segmento de la población más golpeado con la crisis respecto de sus perspectivas de desarrollo profesional, de conectarse a trabajos bien remunerados y a que sus estudios les reditúen mayor bienestar, nos damos cuenta que son los jóvenes y es muy preocupante porque los necesitamos, y necesitamos que tengan confianza en sus instituciones”, dice.
Desigualdad, un lastre
Gabriela Ramos asegura que en la OCDE les preocupa este fenómeno, pero a la vez se ocupan para el diseño de políticas públicas encaminadas a un crecimiento económico más incluyente.
Los ejes de estas ideas enfatizan en grupos vulnerables, como familias de escasos recursos, mujeres y jóvenes.
Comenta que buscan que las políticas garanticen un gasto mayor y eficiente en educación de calidad para los grupos vulnerables, pues es un tema donde hay mucha desigualdad.
“Si perteneces a una familia de bajos recursos cuyos papás no lograron la secundaria tienes 15% de probabilidad de llegar a la educación superior, un panorama distinto si formas parte de un alto nivel económico, donde tienes 75% de acceder a ese nivel”, menciona.
Por eso, Gabriela Ramos considera que el llamado más importante para estas voces que se han expresado en los procesos democráticos es darles respuesta, porque se han ubicado al margen de los beneficios económicos.
México, gasto más eficiente
La representante de la OCDE opina que en México hay importantes desafíos en el segmento de la población joven.
Si bien los millennials del país no sufren como los europeos para hallar trabajo, de acuerdo con Ramos, hay espacios de mejora, particularmente en remuneración y educación.
“Los jóvenes en Europa estudiaron universidad, tienen maestrías o doctorados y no encuentran chamba. En México es distinto, salen de la secundaria y tienen empleo precario, informal, no es del tipo que quisiéramos.
“[En México] 20% de estudiantes llegan a nivel licenciatura, ahí hay un espacio de mejoría y de tratar de aprovechar ese capital humano e invertir en la educación de los jóvenes para mejorar sus expectativas”, añade.
Gabriela Ramos reconoce que el país no tiene margen para aumentar el gasto público en educación, por lo que es importante ejercerlo con eficiencia.
Pero para ello también es clave, dice, eliminar lastres: la corrupción, el despilfarro, decisiones que no estén basadas en evidencia e igualar las capacidades de los gobiernos estatales.
2017, perspectivas desafiantes
El escenario económico luce complejo para el próximo año; sin embargo, para Gabriela Ramos, los fundamentales de México indican que hay solidez para enfrentar el entorno.
Aunque el crecimiento económico del país va a ser de 2% este año y una tasa cercana a ese nivel el próximo, la representante de la OCDE afirma que la nación ha enfrentado los embates de volatilidad global de manera sólida.
“En el caso de México somos optimistas en una perspectiva global a la baja. Es evidente que crecer a 2% no son buenas noticias, pero es lo que da en un contexto complicado”, explica.
Dice que en esa coyuntura gastar e invertir no es mala opción, aunque enfatiza que lo importante es la eficiencia del ejercicio del presupuesto federal.
No hay que especular con Trump
Mexicana pero con varios años de operar desde París, Francia, Gabriela Ramos reconoce que el país se ve bien desde el exterior, contrario a la percepción interna menos optimista.
Aun cuando el panorama económico por la victoria de Donald Trump en Estados Unidos luce complejo, la también Sherpa de la OCDE ante el G-20 dice que no se debe especular sobre lo que ocurra con el empresario.
“Estamos en posición de esperar, de escuchar y ver cuáles van a ser las definiciones de política económica del nuevo gobierno de Estados Unidos.
“Es importante recordar que los mensajes de campañas son una cosa y las decisiones de gobierno son otra y hay muchos factores, intereses, acuerdos y esquemas que regulan las relaciones entre los países que no se pueden obviar ni ignorar”, detalla.
Aunque el presidente electo le puso un plazo de 200 días al Tratado de Libre Comercio (TLCAN) para su revisión [y de no lograr acuerdos su eliminación], para Gabriela Ramos es importante que miles de empresa con influencia en Washington se hayan manifestado en torno a esta política de Trump.
“No es tan sencillo, el TLCAN lo firmó Estados Unidos porque le ha dado posición para competir con los países emergentes” asegura.
“Renegociar el TLCAN es un asunto de tres, no de uno. Si bien hay aspectos a mejorar porque en 1994 no había comercio electrónico ni internet, cualquier negociación es de tres, no de uno”.