En 2016 fenómenos económicos y políticos han impactado el desempeño económico mundial. Por un lado, la economía norteamericana, sigue sin despuntar señalando un crecimiento económico moderado y con una política monetaria laxa que llega a su límite, por ende las exportaciones de economías emergentes como China y México siguen el ciclo económico en Estados Unidos.

El moderado ritmo de crecimiento en Estados Unidos, contrasta con señales de mejoría en el mercado laboral, lo que ha puesto en disyuntiva a la Fed sobre su esperada decisión de elevar su tasa de interés, la cual ha pospuesto en variadas ocasiones.

Si bien algunos mercados ya dan por descontado el alza en tasas, persiste la incertidumbre financiera y el dólar se fortalece, el peso mexicano alcanzó en el mes de septiembre hasta un 15% de pérdida cambiaria y el dólar llegó a cotizar cerca de los 20 pesos.

Como reacción, el Banco de México incrementó su tasa de interés de referencia por segunda vez en el año como medida para frenar presiones inflacionarias y la perspectiva de riesgo, por lo menos hasta antes de las elecciones norteamericanas.

Desde 2015 la inflación general se ha colocado por debajo del objetivo del Banco Central (3.0%). Sin embargo, se pronostica que el nivel de precios este año cierre en 3.3% anual.

Entre los factores a destacar se encuentra la caída en las cotizaciones de los commodities; principalmente el petróleo. La baja demanda y una elevada oferta, y la guerra de precios entre los principales productores, auguran precios bajos durante un periodo de tiempo prolongado.

Las finanzas públicas en México se ven afectadas por menores precios del crudo y la reducción en la plataforma de producción, consecuencia del agotamiento de los yacimientos convencionales actuales y la falta de inversión para acceder a los recursos no convencionales.

La autoridad hacendaria ha tenido que decretar dos recortes en el presupuesto de este año que en conjunto significaron 164 mil millones de pesos menos, pese a contar con coberturas del precio de exportación y recursos del fondo petrolero.

No obstante, ello no ha evitado que para el presupuesto de 2017 se contemple establecerlo a un nivel aún más bajo, enfocado sobre todo a evitar que la deuda pública siga creciendo, la cual al cierre del año llegará a significar el 50% del PIB, situación que agrega temores al ambiente de incertidumbre.

En el ámbito político, además de factores geopolíticos y la salida del Reino Unido de la Unión Europea (Brexit), las elecciones en los Estados Unidos, han marcado agenda y han trascendido a los mercados financieros, en particular al mercado de cambios.

Las posiciones especulativas del peso en su paridad con el dólar, se mueven por este factor. En este entorno, el tipo de cambio seguirá una trayectoria volátil hacia fin de año ante las elecciones en Estados Unidos y las decisiones de política monetaria de la Fed y el Banco de México, el dólar podría cerrar este año en 18.8 pesos y 19.90 pesos por unidad para 2017.

Por otro lado, la impunidad, la inseguridad y la violencia han golpeado la confianza de los consumidores y de las empresas.

El rango de acción de la inversión pública productiva y el estancamiento de la privada, sumado al débil dinamismo en el consumo, ha llevado a complicados comportamientos del producto nacional y su estancamiento en el segundo trimestre, condición que no parece mejorar para el resto del año. El pronóstico de crecimiento del PIB sigue con ajustes a la baja, por el momento en niveles del 2.1% anual.

Los retos para impulsar un mayor crecimiento en 2017 son enormes. La reactivación del mercado interno está en función de mayor inversión capaz de generar empleos de calidad, lo que requiere de una política económica e industrial efectiva. Por otro, confianza en las instituciones, que se genere por un combate y decidido a la impunidad, a la corrupción y a la inseguridad. Además de consolidar las reformas estructurales y acelerar sus beneficios para que se vean reflejados en la economía y en el bolsillo de las familias.

Por otra parte, el mercado externo requiere, además de una mejoría más sólida en la economía norteamericana, de que los motores se enciendan en sectores clave, lo cual necesariamente deberá pasar por la anunciada revisión de los alcances del TLCAN, que sin duda buscará aplicar el próximo presidente de los Estados Unidos, es necesario pues empezar a prepararnos para tal suceso y llegar a las negociaciones con un espíritu nacionalista.

Presidente de Consultores Internacionales S.C.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses