Economía

Un gran jugador en equipo. La importancia de saber trabajar con los otros

Los mejores grupos para laborar se distinguen por ciertas características, como el tener una comunicación entre todos los miembros que lo integran

Un gran jugador en equipo. La importancia de saber trabajar con los otros
19/10/2016 |00:44Mariana F. Maldonado |
Redacción El Universal
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Un trabajo solitario, en el que no sea necesario interactuar con otros y recibir su ayuda, hoy suena casi a una utopía. La colaboración siempre ha sido una constante en la historia —el ser humano es un ser gregario por naturaleza— y hoy continúa siendo prioridad en la forma de laborar.

“Más de la mitad de las compañías de Estados Unidos y Europa regularmente usan equipos para trabajar. Nos apoyamos en conjuntos para construir casas y automóviles, para llevar a cabo cirugías, volar aviones, pelear guerras, interpretar sinfonías, auditar compañías, proveer servicios de consultoría”, ejemplifica Adam Grant, un psicólogo organizacional y profesor de la Universidad Wharton, en el texto Dar y recibir. Un enfoque revolucionario para el éxito.

Aprender a trabajar en equipo hoy es básico para poder insertarse en el mundo laboral. A esta habilidad se le da hoy un gran peso, pero Richard Hackman, un profesor de psicología organizacional en la Universidad de Harvard y especialista en estudiar organizaciones laborales, pone el peso en el otro lado: Esto tampoco quiere decir que todo se necesite hacer en grupo y que esta capacidad sea la única medida para valorar a un trabajador, y menos a una persona.

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Hay muchas cosas que los individuos pueden realizar por sí solos y que si los equipos no se construyen bien y no se trabaja por su buen funcionamiento, éstos pueden llegar a ser una obstrucción en el trabajo en vez de una ayuda, asegura Hackman.

De esto, está encargado el líder. Pero, ¿Qué es lo que está en manos del individuo? Mucho se habla de la importancia del líder en la formación en equipos —el cual, por supuesto, es crucial— pero también los individuos con su trabajo y habilidades tienen en sus manos el poder de hacer funcionar a un grupo.

La investigación sobre el tema arroja varios atributos como los requeridos para un buen trabajo en equipo y entre éstos —todos relacionados con el individuo— están las habilidades interpersonales; las metas compartidas y el compromiso con el éxito del grupo; la comunicación abierta y la retroalimentación positiva, señala el estudio Buen trabajo en equipo: El estudio de un caso, de la Edith Cowan University.

El hacerlo bien conviene

La consultora WorkWisdom, enlista varias ventajas al respecto, entre las que se encuentra el que puedas recibir de vuelta colaboraciones valiosas; el que seas percibido como un líder que está dispuesto a compartir su conocimiento de forma generosa y el que tu trabajo pueda ser mayormente valorado, entre otros.

¿Qué está en tus manos? Hay varias habilidades que puedes desarrollar y algunas acciones que realizar para convertirte en un excelente jugador en equipo en tu lugar de trabajo.

Saber hacia dónde vas y hacia dónde van todos. Para ser un buen jugador en equipo es necesario conocer los objetivos y las metas que se tiene en común. Esto, si bien tiene que ver con la forma de comunicarse que tenga el líder, también es importante que los miembros se involucren y conozcan hacia dónde se está caminando, ya que de esta manera podrán colaborar con los recursos que tengan disponibles para dirigirse hacia el mismo lugar.

“Cuando se trabaja en equipo y se tiene un fin común es más fácil llegar a los resultados y además, ayuda a tener un buen clima laboral”, asegura Margarita Chico, experta en temas de recursos humanos y directora del portal Trabajando.com. ¿No entiendes los objetivos y las metas de tu equipo? Pregúntaselos al que dirige.

Fomenta la interacción. Un equipo exitoso —encontró la investigación de la Edith Cowan University de Australia— es aquel que comparte los mismos valores y creencias y en el que cada miembro disfruta la interacción con los individuos que comparten estos mismos intereses y metas. Si la gente de tu departamento tiene valores similares, conviértete en un facilitador de la interacción entre los miembros.

Siembra la semilla de la confianza. Entre los aspectos que fueron la base del buen funcionamiento de un grupo estaba el que los miembros promovieran la confianza y el compromiso. Ésta es fomentada por el líder, pero entre pares también es posible poner un granito de arena. Algunos estudios apuntaban a que la confianza sólo se sentía de inicio únicamente por los miembros de la familia, pero la realidad es que se puede cultivar entre los miembros de un equipo, señala el texto Cómo construir confianza en un lugar de trabajo virtual.

Un texto publicado en el Journal of Applied Behavioral Science y reseñado en la Revista de Negocios de Harvard, encontró que las prácticas positivas como el que los trabajadores se interesaran en el otro; ofrecieran su apoyo y su compasión cuando otros tenían dificultades; perdonaran errores y trataran a los demás con respeto y gratitud, hacía que los equipos funcionaran mejor y fueran más productivos.

Comunícate abiertamente y con todos. Un ejercicio realizado por el laboratorio de dinámica humana del Instituto Tecnológico de Massachusetts encontró, gracias a la recolección de datos con un dispositivo colocado en cada miembro, que los equipos exitosos mantenían patrones de comunicación específicos, sin importar la industria a la que pertenecían: ellos se comunicaban entre todos y de forma abierta.

Alex Pentland, el director de este centro cuando se realizó el estudio, enlista las prácticas de los miembros: cada uno hablaba y escuchaba en la misma medida, hacía intervenciones cortas y dulces; se comunicaba cara a cara y no sólo con el líder, sino entre ellos; mantenía conversaciones entre los miembros y solía traer información externa para analizarla al interior del grupo.

Este análisis encontró que la construcción de un buen equipo no sólo depende de que los individuos sean buenos, sino de la manera en la que se comuniquen entre ellos. Dos de las habilidades que destacaron para construir a un “miembro de equipo ideal” fueron la de privilegiar la escucha sobre lo que se habla y la de conectar a los miembros a través de la dispersión de ideas constructivas.

Retroalimentación y crítica constructiva. Son dos elementos que también se observaron entre los miembros de los equipos más exitosos, según lo que encontró el estudio de la Universidad de Australia.

En estos grupos, se consideraba algo “saludable” el discutir los asuntos difíciles y el ofrecer crítica constructiva para resolverlos. “Ellos valoraban fuertemente el diálogo abierto, lo cual permitía a cada miembro expresar sus ideas de una manera que no era ofensiva. Ellos eran abiertos y sinceros sobre todos los aspectos del proyecto”, señala el análisis.