Arabia Saudita prometió el jueves no inundar al mercado petrolero de barriles adicionales pese a que la OPEP no logró ponerse de acuerdo sobre su política de producción, al tiempo que Irán insistió en su derecho a elevar abruptamente su suministro.

Las tensiones entre el reino musulmán suní y la república islámica, de mayoría chií, han sido uno de los puntos destacados en varias reuniones anteriores de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), particularmente la anterior de diciembre, cuando el grupo no pudo fijar un objetivo formal de producción por primera vez en años.

Las tensiones disminuyeron el jueves, al tiempo que el nuevo ministro de Energía de Arabia Saudita, Khalid al-Falih, demostró que Riad quería ser más conciliador y la OPEP decidió por unanimidad designar al nigeriano Mohammed Barkindo como el nuevo secretario general del grupo.

Varias fuentes de la OPEP dijeron que Arabia Saudita y sus aliados del Golfo Pérsico trataron de proponer la fijación de un nuevo límite de producción, en un intento por restablecer la importancia del cártel y poner fin a una lucha por participación de mercado que ha debilitado los precios y reducido la inversión.

Pero fuentes de la OPEP dijeron que la organización no logró ponerse de acuerdo sobre su política de producción y establecer un nuevo límite.

Pese al revés, Arabia Saudita intentó calmar los temores en el mercado de que el hecho de no alcanzar un acuerdo llevaría al mayor productor de la OPEP, cuyo suministro ya está en niveles récord, a elevar aún más su bombeo para castigar a sus rivales y ganar cuota de mercado adicional.

"Vamos a ser muy moderados en nuestro enfoque y nos aseguraremos de no agitar al mercado de manera alguna", dijo Falih a la prensa antes del inicio de la reunión en Viena.

"No hay razón para esperar que Arabia Saudita vaya a continuar con una campaña de aumentar los suministros", agregó al ser consultado sobre si Riad podría elevar su oferta.

En los últimos dos años, el mercado se ha acostumbrado cada vez más a los enfrentamientos entre los dos enemigos políticos, Arabia Saudita e Irán.

Arabia Saudita frustró en abril los planes de congelar la producción global de crudo que buscaban estabilizar al mercado petrolero. Riad dijo entonces que se sumaría al acuerdo, en el que también habría participado Rusia -que no integra la OPEP-, sólo si Teherán se plegaba al compromiso.

En el último año, Teherán ha sido el mayor obstáculo para que la OPEP alcance un acuerdo sobre su política de producción. Teherán argumenta que se le debe permitir llevar su extracción a los niveles previos a las sanciones globales que le fueron impuestas por su programa nuclear y que ya fueron removidas. (Reporte adicional de Shadia Nasralla, escrito por Dmitry Zhdannikov.

tcm

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