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Bruselas.— El nuevo Acuerdo Global entre México y la Unión Europea (TLCUEM) va a ser parteaguas en materia de cooperación internacional y de desarrollo, anticipa Isabel Studer, directora general de Relaciones Económicas Bilaterales en la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional.

“Será distinto a lo hecho hasta ahora por la Unión Europea en otros tratados”, dijo a EL UNIVERSAL Studer, quien encabeza las discusiones dirigidas a renovar el componente de la cooperación en el acuerdo.

“Tenemos que diseñar un modelo que no existe, es una oportunidad para que México asuma ese liderazgo”.

De acuerdo con la propuesta mexicana, hasta ahora no pública, el futuro esquema de cooperación debe ser flexible, multidimensional y con mecanismos de rendición de cuentas.

En entrevista, Studer adelantó que a diferencia del acuerdo vigente, el nuevo pacto no debe estar compuesto por una lista de 32 temas, pues “muchos ni siquiera se han tocado”.

Los sectores de cooperación se van a ajustar sobre la marcha, aunque el punto de partida debe ser responder conjuntamente a los objetivos de la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030 y de la Agenda de Acción de Addis Abeba, en donde hay énfasis en temas como la paz, derechos humanos, seguridad alimentaria, conservación de los recursos naturales, medio ambiente y lucha contra la desigualdad.

Otro elemento innovador propuesto por la delegación mexicana es que los programas no sean financiados exclusivamente por México y la Unión Europea, que hoy aportan 50% de los recursos, cada uno.

Los proyectos van a ser abiertos a la participación de actores complementarios, como la iniciativa privada, las agencias nacionales de cooperación, los fondos de asistencia internacional y los emisores de créditos blandos.

Para conocer cuáles programas funcionan y cuáles no, por primera vez añaden indicadores de medición.

“Es la primera vez que trabajando con los europeos, se va a reflexionar sobre cómo podemos innovar para imprimir un sello peculiar y dar alguna señal de cómo otros países, en una situación como la de México, pueden contribuir a ésta nueva arquitectura internacional en desarrollo”.

“Será un proceso complejo, pero encontramos mucha receptibilidad por parte de los europeos, debido a que hay convergencia de intereses y una visión compartida”, explicó Studer, tras su intervención en los Días Europeos del Desarrollo, un foro inaugurado por el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon.

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