Economía

La economía en México: fragilidad, depreciación y vulnerabilidad

La depreciación está alterando los balances de las empresas en tanto encarece el costo de sus deudas

20/05/2016 |00:30Gregorio Vidal |
Redacción El Universal
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En días recientes se registran nuevas alzas en las cotizaciones del peso con relación al dólar. Desde hace meses la moneda de México se encuentra entre las que más se han depreciado en las denominadas economías emergentes.

A principios de diciembre de 2014, el día 3, la cotización fue de 14.09 pesos por dólar. Un año después, el 4 de diciembre de 2015, fue de 16.67 pesos por dólar. En el lapso de un año la depreciación del peso frente al dólar y otras divisas fue un dato del funcionamiento de la economía. En los meses recientes la tendencia se acentúa. El 18 de mayo, el tipo de cambio para solventar obligaciones denominadas en dólares pagaderas en el país fue de 18.37 pesos. Adquirir dólares en bancos y casas de cambio en ese día implicó cantidades superiores y no se observa en el futuro inmediato y mediato que se modifique la tendencia. Aún cuando en los meses siguientes la depreciación del peso no continúe al mismo ritmo o, en el mejor de los escenarios, exista una ligera disminución en la cantidad de pesos que deben tenerse para adquirir alguna divisa como el euro, la libra o el dólar, el escenario se ha modificado. A la depreciación le acompaña una salida de capitales del país. Las cifras pueden variar, pero son miles de millones de dólares que estaban colocados en títulos de deuda pública denominados en pesos. Los recursos que salen del país disponen de divisas, incrementando las presiones en los mercados cambiarios. Como parte de la apuesta, en el mercado de futuros de Chicago crecen notablemente las posturas que esperan la depreciación del peso. Es decir se están estableciendo contratos cuyo contenido es ganar en tanto el peso mexicano se devalúa.

La depreciación de la moneda tiene múltiples impactos en la economía del país. Las exportaciones realizadas desde México representan una enorme cantidad con relación al producto interno bruto. Pero, en muchas actividades altamente exportadoras la cantidad de importaciones es equivalente o aún mayor, por lo que la depreciación no tiene un efecto positivo en muchas actividades económicas. El consumo de muchos se afecta dado que incluye productos importados en alimentos y otros bienes que forman parte de la canasta básica. Pero también, en tanto ha influido en precios clave para gran cantidad de empresas y familias como la tasa de interés. Las tasas de interés de referencia, Cetes a 28 días, TIIE 28 y la de fondeo bancario registran un importante crecimiento en los primeros meses del año en curso. Por ejemplo, la de fondeo bancario que es representativa de las operaciones al mayoreo realizadas por los bancos y las casas de bolsa pasó de tres por ciento a finales de 2015 a 3.8 por ciento en la semana en curso. El mantenimiento de la depreciación del peso será una fuerza que impulse al alza la tasa de interés en un contexto de recorte del gasto público, con lo que se propiciará un menor crecimiento en la economía. La cereza del pastel recesivo es el empeoramiento en la situación financiera de muchas empresas en parte resultado de las deudas contratadas en dólares o en otras divisas.

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Desde hace lustros las grandes empresas operan colocando bonos y otros títulos de deuda en moneda extranjera. Los cambios realizados en el sistema bancario y financiero en el país, incluyendo la participación de grandes grupos extranjeros, no han hecho posible un notable crecimiento del financiamiento en pesos para las empresas.

Según información del FMI en 2014 la deuda de las empresas con la banca privada que opera en el país equivale al 8% del PIB. Mientras la deuda producto de la colocación de bonos y otros títulos equivale al 14%. Una parte importante fue colocada en moneda extranjera. A este cifra deben sumarse los préstamos bancarios internacionales sindicados que equivalen a cerca del 8% del PIB. La depreciación está alterando los balances de las empresas en tanto encarece el costo de sus deudas. Además, el deterioro en las perspectivas de crecimiento influye negativamente en la colocación de nuevas deudas, encareciendo su costo. Así, el futuro aparece con riesgos crecientes en la operación de varias de las grandes empresas, lo que implica un incremento en la fragilidad financiera del país.

Es una espiral negativa que se viene repitiendo desde hace décadas cuyo resultado es la mayor pobreza de muchos sin que ello implique crear condiciones para un crecimiento sostenido.

*Departamento de Economía Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa
E-mail: vidal.gregorio@gmail.com