La Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) anunció el miércoles pasado la homologación de todos los automóviles, así tengan calcomanía 0 y 00, motocicletas y transporte federal para no circular un día a la semana y un sábado al mes dentro del programa Hoy No Circula. De acuerdo con la misma CAMe, es una medida emergente con la intención de reducir los niveles de ozono durante la temporada seca-cálida y el fenómeno llamado La Niña, el cual se refiere a una condición de falta de humedad y de mayor calor.

La OMS calcula que al año, la contaminación atmosférica urbana provoca 1.3 millones de muertes en el mundo, las que se concentran sobre todo en habitantes de países con ingresos medios. En México, el saldo es de 22 mil (COFEPRIS). Asimismo, un estudio anual de IBM, sigue ubicando a la CDMX como la “más dolorosa” a nivel mundial como consecuencia de las condiciones de tráfico. El término “dolor” hace referencia al estrés que produce el aire contaminado que se respira, la pérdida de tiempo de trabajo y libre, lo que termina generando un mayor estrés que se traduce en malas condiciones de salud. Incluso, la productividad se ve disminuida en un 10% pues los trabajadores buscan estabilizarse de este desgaste las primeras horas antes de iniciar las labores.

Ahora bien, es cuestionable el hecho de que con el endurecimiento del “Hoy No Circula” se logre reducir realmente la contaminación ambiental. A considerar: en esta temporada el ozono se concentra más debido una alta radiación solar, intensa estabilidad atmosférica y poca humedad en el ambiente; el mismo cambio climático eleva la emisión de gases de efecto invernadero. El transporte público y de carga causa el 80% de la contaminación y este está exento del programa, junto con algunos otros; además de los efectos del sector industrial. Esta implementación resulta irracional y, contrario a lo que se estipula, puede generar nuevas crisis medioambientales.

Respecto a movilidad, 46% de las personas viajan diariamente en transporte público, 41% lo hacen en su automóvil. Estarán fuera de circulación un millón 80 mil autos diariamente. Con esta medida, diariamente 1.3 millones de ciudadanos serán orillados a buscar otra opción de transporte aun con las malas condiciones de algunas unidades y la saturación de los sistemas de transportación masiva, aunadas a la falta de capacitación de las autoridades de tránsito y la todavía incipiente conciencia cívica para el manejo. Habrá una pauperización del transporte. Ante este panorama de insuficiente infraestructura para resolver los requerimientos de la población, se debería gestar un verdadero y efectivo programa de movilidad a escala megametropolitana digno y con ordenanza urbana.

Ante un estímulo negativo del uso del auto, la búsqueda de medios alternativos de transporte se complica ante la incompatibilidad entre el costo de vida y los ingresos actuales de las personas y las empresas. No será posible compensar el costo de no usar el automóvil con un aumento de sueldo, menos con un clima económico como el actual. Estas nuevas restricciones envían a familias de bajos ingresos a medios de transportes de inferior calidad y caros los fines de semana, que es cuando tienen tiempo para convivir. Así como se presentarían efectos regresivos; es decir, hacer a los pobres más pobres. Por otro lado, el sector empresarial se verá impactado negativamente, pues se está afectando entre 20 y 25% del padrón de transporte de carga. De acuerdo con la CANACAR, por cada camión de carga que deje de circular podría generar unos 15 mil pesos diarios en pérdidas para la empresa. Asimismo, existe una falta en la reglamentación de horarios de entrega de mercancías y las empresas más pequeñas serán las más afectadas al no recurrir a otras alternativas para la distribución de sus productos.

Los compradores no invertirían tanto en unidades nuevas y se aceleraría la demanda de seminuevos y de bajo costo; se desincentiva la adquisición de vehículos con motores no contaminantes causando una menor inversión en tecnologías limpias. Al permitir la circulación de coches antiguos se vuelve una cuestión más contaminante y el problema no se resuelve. Esta medida deslegitimizada e irreflexiva provoca inconformidades en los habitantes con consecuencias en el corto, mediano y largo plazo. El problema de la contaminación ambiental viene arrastrándose desde años y no será resuelto con medidas paliativas y de coyuntura como la recién anunciada, de las que no hay un claro análisis sobre el impacto social y económico que tendrá en la población de la megalópolis.

En Nueva York, las mejoras en la calidad del aire son el resultado de un conjunto de cambios que han ocurrido a nivel local, estatal y nacional. Entre otras acciones, gracias al programa Clean Heat que ha coordinado a todo el mercado para ayudar a resolver la calidad del aire y el PlaNYC, cuyo objetivo corresponde a “lograr la calidad del aire más limpio de cualquier gran ciudad de EU” para el año 2030.

De acuerdo con la ONU, para el 2030 seremos 23.9 millones de personas en esta CDMX megalópolis y el parque vehicular aumentará considerablemente. No podemos continuar con políticas desasociadas y carentes de visión de largo plazo en cuanto a movilidad urbana, ni seguir abandonando las políticas de descentralización política y económica. Es clave la realización de una “Maqueta del futuro” holística, que mire hacia todos los ángulos del problema y cuente con una adecuada planeación urbana y de ordenamiento territorial, sobre todo con la inclusión del elemento vital de los territorios: la ciudadanía.

Presidente de Consultores Internacionales S.C.

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