Al igual que en años anteriores se realizó en Washington una reunión conjunta más entre el FMI y el Banco Mundial (BM). Es la denominada reunión de primavera, en la que, como en años previos se afirma: la recuperación mundial continúa, pero a un ritmo cada vez más lento y frágil. El optimismo de los años 2011 y 2012 quedó atrás y las cifras deben ser corregidas a la baja.

En el documento sobre las Perspectivas de la Economía Mundial publicado en abril, el FMI señala que es necesario revisar una vez más a la baja y en forma general sus proyecciones de base sobre el crecimiento económico para 2017 y 2018.

Se reconoce que en las primeras semanas de 2016 la valuación de activos de una parte importante de bancos y otras empresas de las finanzas tuvieron una baja importante, el crecimiento perdió fuerza en economías desarrolladas y en las emergentes las dificultades aumentan.

Se observa un menor crecimiento en China que puede acentuarse en el futuro inmediato y mediato. Otros países del grupo de los BRICS atraviesan por una recesión, sin que existan en el corto plazo condiciones para superarlas. Destacan Brasil y Rusia, particularmente afectados por el comportamiento en los precios internacionales de los productos básicos, las denominadas commodities y una reducción en la inversión que impacta negativamente su capacidad futura de crecimiento.

Hay datos nuevos que abonan el terreno de la volatilidad financiera. En los años 2008-2009 se sostuvo que la crisis bancario-crediticia, que tuvo su epicentro en Estados Unidos, estuvo vinculada al mercado hipotecario. En rigor entre sus causas están la multiplicación de títulos y diversos instrumentos de deuda que consideraron como un componente las hipotecas en Estados Unidos y en otros países desarrollados.

Fue una explosión de derivados, de vehículos de inversión, de opciones y otras formas en que bancos y grandes corporaciones estaban logrando cuantiosas ganancias. Hoy se observa una nueva modalidad de multiplicación de documentos financieros para que unos cuantos alcancen cuantiosos beneficios. En el Informe sobre la Estabilidad Financiera Mundial se advierte un aumento en los riesgos en los mercados de crédito y de deuda como resultado de las posiciones activas, las colocaciones financieras realizadas por las aseguradoras.

Destaca el empapelamiento de los seguros de vida que han estado siendo soporte de otros títulos financieros. Se destaca en particular que las aseguradoras tienen una mayor sensibilidad a las tasas de interés, es decir que sus activos pueden modificar sus precios ante movimientos en las tasas de interés , pero además existen mayores correlaciones entre diversas clases de activos, a la menara de lo que paso años antes con la inmensa montaña de documentos que eclosionó entre 2007-2009.

Es posible un nuevo escenario de crisis del crédito y de deudas ahora teniendo en el centro a las aseguradoras. Los rescates de años previos de bancos y aseguradoras, la inyección de recursos fiscales en muchos países para mantener el crédito, las operaciones de compra de deuda y otros canjes ejecutadas por los bancos centrales y la propia reducción de las tasas de interés de referencia en muchos países, al punto de ser prácticamente negativas en algún caso, no han resuelto el problema. El crecimiento económico no regresa, la desigualdad social es mayor y unos cuantos siguen acumulando beneficios.

Sin embargo, el FMI no cambia de opinión. Por ejemplo, sostiene que es necesario fortalecer el crecimiento en las economías avanzadas, para ello debe continuarse con el esquema de política económica previamente ejecutado, insistiendo en realizar reformas estructurales, estímulos fiscales, aumento del gasto público en políticas laborales activas como las ejecutados en años recientes en algunos países europeos que no reducen significativamente el desempleo. La continuidad como elemento sustantivo de lo que proponen FMI y BM, como otros organismos financieros internacionales, es la que lleva a felicitar al gobierno de Argentina por regresar a colocar deuda en los mercados internacionales, cuya utilización principal será pagar la deuda contraída con los denominados fondos buitres.

Departamento de Economía, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa.
E-mail: vidal.gregorio@gmail.com

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