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El efecto del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) aplicado a bebidas saborizadas a partir de 2014 redujo el consumo en 3 por ciento, por lo que el mexicano promedio dejó de beber 15 mililitros de estos productos al día, equivalente a una cucharada o sorbo, indicó un estudio de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
“Como medida de política pública dirigida a reducir la ingesta calórica en el país, el IEPS a bebidas saborizadas no funcionó pues, de acuerdo con el estudio, en el mejor de los casos redujo la ingesta promedio en únicamente 0.21 por ciento del total del consumo calórico del mexicano”, indicó la investigación titulada La industria de las bebidas no alcohólicas en México.
La investigación no se precisa si la Asociación Nacional Productora de Refrescos y Aguas Carbonatadas (Anprac) patrocinó la investigación, aunque el documento fue compartido por la agencia de relaciones públicas del organismo. Cabe mencionar que el titular de la Anprac ha reconocido el patrocinio a ciertos estudios sin que en su perspectiva haya conflicto de interés.
“La Encuesta Mensual de la Industria Manufacturera (EMIM) del Inegi, estima que el consumo medio de refrescos por persona en los últimos años fluctúa entre 350 y 500 mililitros diarios, el equivalente a tan solo el 5 por ciento y 7 por ciento de la ingesta calórica diaria del mexicano”, añade.
De acuerdo con el comunicado, el Centro de Investigaciones Económicas (CIE) de la UANL manifiesta que es imposible atribuir al consumo de refrescos como la causa principal del sobrepeso y la obesidad en el país, ya que la dieta del mexicano común excede la recomendación de la OMS que asciende a poco más de 3 mil kilocalorías.
“La evidencia disponible hasta hoy sugiere que, al menos en términos costo-beneficio, la medida impositiva afecta más de lo que beneficia. La aplicación del impuesto no solo no funciona para reducir el consumo calórico diario del mexicano, sino que además resulta una medida regresiva”, indica.
El estudio señala que existen otros factores que contribuyen a la obesidad como una reducción en las horas de sueño, cambios en la temperatura ambiente (por el uso de aires acondicionados), un mayor uso de medicamentos como antidepresivos, entre otras.
afcl