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De manera por demás inesperada en los mercados internacionales, el gobierno chino —para apuntalar su crecimiento— decidió esta semana devaluar 2% su moneda: el yuan, con respecto al dólar estadounidense, con lo que provocó un efecto de tsunami en muchos países, principalmente en México, que se reflejó en una caída significativa del peso, la Bolsa de Valores y los precios del petróleo.
Es decir, con esta pequeña exhalación que dio el poderoso dragón asiático, el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC), que agrupa a las 35 emisoras más importantes de la Bolsa mexicana, sufrió una de sus peores caídas en lo que va del año.
Lo mismo ocurrió con el peso, que volvió a perder terreno frente al dólar a pesar de que el Banco de México vendió 373 millones de dólares en tres diferentes subastas para tratar de apuntalar la moneda. Pero, sin duda, los más afectados por el dragón yuan fueron los precios internacionales del petróleo, algunos de los cuales cayeron a niveles que no se veían desde marzo de 2009, como el barril del referencial estadounidense que se cotizó en 43 dólares o el barril de Brent que bajó la barrera de los 50 dólares. Ojalá y el dragón no escupa más fuego, porque a nosotros es a quienes está chamuscando.