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Hace algunos meses, a finales de marzo, el gobernador del banco central de China, Zhou Xiaochuan, advertía sobre el problema de la deflación. Señaló que los consejeros del directorio del Banco Popular de China estaban atentos a la desaceleración del crecimiento económico global y al declive de los precios de las materias. Sobre China destacó que pese a las medidas de estímulo la economía sigue perdiendo impulso. En ese momento las estimaciones del gobierno Chino eran de un crecimiento del PIB de 7% en 2015, menor al del año previo. En 2014 la economía de ese país registró el menor crecimiento en 24 años, muy lejos de las tasas de 10% y más de años previos.
En semanas anteriores los mercados bursátiles en la mayor economía de Asia tuvieron importantes caídas, en tanto hay más datos sobre la mayor debilidad en la industria. En julio las matriculaciones de vehículos descendieron 7.12% con relación al mismo mes del año anterior, mientras que la producción se contrajo 11.8%. China es el país en que más automóviles se fabrican y la mayor parte se vende en el mercado interno. En el mercado chino se venden más de 20 millones de automóviles, en julio de 2015 se manufacturaron algo más de millón y medio de unidades. Así, existe un contexto de relativa sobreoferta de bienes y reducción en los precios. En marzo, el gobernador del banco central advirtió que la inflación se está desacelerando demasiado rápido y que Pekín está determinado en evitar que la segunda economía del mundo tome el camino de recesión y deflación de Japón, que se prolonga por más de dos decenios. Desde noviembre del año pasado, el Banco Popular de China ha reducido sus tasas de interés y se han adoptado otras medidas para impulsar la economía.
Es en este contexto que se produce a principios de la semana el anuncio de la modificación en el mecanismo de fijación del tipo de cambio del yuan con las principales monedas extranjeras. En los hechos, es una forma diferente de establecer la cotización con relación al dólar que impacta los términos de relación con el resto de las monedas, tanto en la zona de Asia como en el conjunto de la economía mundial. El primer resultado fue una devaluación del yuan con respecto al dólar del orden de 2%.
Otras monedas de Asia, cuyas economías están fuertemente vinculadas a China, también se devaluaron en proporciones semejantes o mayores que el yuan. El ringgit de Malasia y la rupia de Indonesia caían hasta su nivel más bajo desde la crisis financiera que afectó a muchos países de Asia hace 17 años. En otras economías en desarrollo también se produjeron alteraciones relevantes en sus mercados de cambios y el conjunto de las bolsas de valores registraron resultados negativos. Un día después se produce otra devaluación del yuan con relación al dólar, del orden de 1.62%, sumando en conjunto la mayor caída de esa moneda en su paridad con respecto a la divisa estadounidense desde el año de 1994. Es también el fin de una política de mantenimiento o aumentos en la cotización de la moneda china asumida desde el año 2005 e implica un cambio relevante en los mercados que explica la mayor parte de los movimientos internacionales de dinero. Las colocaciones financieras a nivel mundial son resultado en su mayor parte de transacciones de divisas. Hay multitud de documentos de deuda que tienen su origen en arbitraje de divisas. En ese mercado el yuan aparece con un nuevo comportamiento que sin duda impacta al conjunto del mercado. A ello debe sumarse el impacto en las bolsas de valores, en tanto que los beneficios futuros de algunas grandes corporaciones pueden verse afectados a la baja. Por ejemplo, en Europa entre las acciones que tuvieron mayores bajas están las firmas automotrices, en tanto son relevantes sus inversiones en China. Según Bank of America, los acontecimientos en curso en China son negativos para el comportamiento de la economía mundial y pueden afectar negativamente el comportamiento del PIB en Estados Unidos hasta en 0.7% y en la eurozona en 0.4%. Otro tema que puede agregar mayor inestabilidad es la reacción de otros bancos centrales, en un escenario de devaluaciones que se multiplican, que son un elemento de una profundización de la deflación.
Departamento de Economía, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa.
vidal.gregorio@gmail.com