A pesar de sus altibajos, la participación de China en la economía mundial ha tenido una tendencia creciente y será cada vez más poderosa. De acuerdo con datos de la OMC, es hoy en día la segunda nación que tiene el mayor potencial en exportaciones. Asimismo, este país asiático mantiene una fuerte presencia en mercados como los de Norteamérica y Europa, hacia donde se dirige poco más del 40% de sus ventas internacionales. Debido a las tendencias y expectativas en el crecimiento de su economía, este país seguirá afianzándose en los próximos años en el comercio de servicios y mercancías, así como en las inversiones y negocios.

En 2013 el país oriental colocó inversiones en el mundo por arriba de los 101 mil millones de dólares, ubicándose también entre los primeros 15 inversionistas a nivel internacional, representando esto el 7.2% de los flujos totales de dichos recursos. En este rubro, el gobierno chino tiene la intención de aumentarlos globalmente hasta un monto superior a los 500 mil millones de dólares.

La política estratégica de China es, en lo general, abastecerse de recursos indispensables, multiplicar sus inversiones, establecer de proyectos y alianzas internacionales que le permitan seguir impulsando su crecimiento. En este sentido, es vital la capitalización de sus relaciones con el exterior y la concreción de iniciativas para las actividades económicas.

La participación de inversiones y negocios del país oriental en la región de América Latina ha quedado un tanto atrás en México, pues más bien sobresalen Venezuela, Brasil, Argentina y Perú. Los sectores hacia los cuales ha enfocado sus esfuerzos en dichos países son, entre otros, el petróleo, la energía y minas. Cabe agregar que en dicha región la inversión de China promedia los 10 mil millones de dólares (mdd) anuales y por sus necesidades proyecta incrementarla hasta los 25 mil mdd en los próximos años.

Para México, y en concordancia con datos de la Secretaría de Economía, la inversión proveniente de China —muy distante de la que se ha destinado a nuestros vecinos latinoamericanos— rebasó los 280 mdd en 2013. Sin embargo, en términos reales esta podría ser mucho mejor, considerando el potencial que representan las expectativas de dicha nación, así como el clima creado por las reformas recientemente emprendidas nuestro gobierno. Del mismo modo, la perspectiva hacia México se esboza como atractiva para impulsar las actividades bilaterales en materia de comercio internacional y la participación en una plataforma de negocios hacia América del Norte, el Caribe, Centro y Sudamérica.

Las principales inversiones de China en México se ubican preponderantemente en Coahuila, Chihuahua, Baja California y Colima, en sectores como la tecnología, industria automotriz, textiles, manufactura y también en puertos marítimos.

De manera general, debe verse que la perspectiva sobre México planteada en foros multilaterales aún mantiene un panorama atractivo. La UNCTAD señala en su reporte de 2013 que nuestro país se ubicó entre los 10 principales receptores de inversiones extranjeras, con un flujo total cercano a los 22 mil millones de dólares y en América Latina como tercer mayor destinatario después de Brasil y Chile. Asimismo, en su Encuesta mundial sobre perspectivas de inversión hace notar que hacia 2016 nuestra nación permanece entre las primeras 15 para la recepción de dichos recursos.

Para vigorizar las actividades económicas bilaterales y aprovechar este entorno, en los últimos tres años, tanto Xi Jinping, mandatario de China, como el presidente Enrique Peña han efectuado visitas de Estado para promover proyectos y afianzar las relaciones. Desde entonces se ha esperado mucho. Sin embargo, ante esta frenética participación de China contrastan las cancelaciones de proyectos como Dragon Mart y recientemente el tren rápido, que han modificado las perspectivas sobre México. A esto se suma la encrucijada caracterizada por el deterioro en el panorama macroeconómico, la problemática en seguridad y otros aspectos que corresponden a nuestra clase política.

A pesar de ello, y ante la creciente participación de China en nuestra economía, es prudente restaurar la confianza mutua y mejorar el ambiente de negocios para que México pueda aprovechar la tendencia ascendente de la inversión asiática.

Académico Universidad del Valle de México

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